La formación original de esta banda estaba constituida
por los griegos Sotiris (de Septic Flesh) y George “Magus” Zaharoupolos (de
Necromantia, ex-Rotting Christ), pero el verdadero cerebro y corazón fue y es
Gunther Theys, una suerte de Martin Walkyier belga que imprime su garantía de
calidad en cada uno de sus múltiples
proyectos (Lion´s Pride, Iron Clad, y, fundamentalmente, Ancient Rites, ),
todos ellos dedicados a diferentes ramas de la música pesada que no obstante
incorporan numerosos elementos clásicos, folklóricos y medievales.
Danse
Macabre practica un gothic-rock marcadamente elegante y distinguido, de sutiles
aristas pop y electrónicas que, si bien por momentos rozan incluso lo bailable,
nunca pierden su primoroso buen gusto. “Eva” representa su segundo larga
duración tras “Totentanz”, el exitoso debut. La voz y pluma de Theys conmueven
y excitan la inteligencia al unísono, la primera vistiéndose en esta
oportunidad de carácter grave y melódico (aunque esporádicos momentos recuerdan
a las exclamaciones rasposas de Ancient Rites), y la segunda extrayendo su
agudeza y criticismo de las arcas de la literatura clásica y la frustración de
un espíritu que, como reza el estribillo de “Sacred”, “nació en el siglo
equivocado”. Por momentos, Theys pareciera forzar su dicción y expresividad
para intentar asemejarse a la estética sonora de las agrupaciones alemanas del
género (el estribillo de “Trojan Horse”, de hecho, es cantado en ese idioma),
pero el resultado no produce efecto secundario alguno y, al fin y al cabo,
Alemania es el paraíso contemporáneo del metal gótico. La voz invitada de
Antoinette Legel puede escucharse en varias instancias, cobrando protagonismo
en la romántica y vigorosa “Burning Hills”, una de las instancias más logradas
de una obra sumamente diversa. Desde atmósferas azabaches delineadas por
baterías programadas hasta las usuales descargas contenidas de guitarras que
priorizan la gracia por sobre la agresión, “Eva” mantiene su porte
constantemente en alto. Con alguien como Gunther Theys al frente, no podía ser
de otro modo.