Mientras las corrientes extremas escandinavas
perpetúan sus siempre fascinantes metamorfosis estilísticas, la escena
norteamericana de black metal prosigue su desarrollo y expansión dentro de territorios
notablemente más tradicionalistas y dogmáticos, pero, a su vez, vislumbrando
horizontes de inaudita tenebrosidad. “En un presente musical que imita los
fallos del mundo moderno que presuntamente pretende rechazar, existe Leviathan.
Y Leviathan es Wrest. Y Wrest es Leviathan. Y esta banda/músico conforman una
relación simbiótica que conjura profundos sentimientos de black metal
nostálgico y al mismo tiempo genera visiones del futuro del género, en
ocasiones tan brillantes en su luminiscencia que los meros mortales no pueden
comprenderlas... Dicho de otra forma, Wrest no es ningún mortal”. Palabras
de presentación incluidas en la gacetilla de prensa. Y puede que encierren algo
de verdad. Porque la música de Leviathan constituye, justamente, un incomprensible
suplicio sonoro, disonante, apócrifo, herrumbroso, funesto... Su hermetismo se
cierne cual subrepticio baluarte y sus secretos se vaticinan como irrevelables.
Se trata de metal negro surgido de los orígenes primigenios del género,
aquellos días en los que todo estaba ceñido y envuelto en una suerte de aura
mística y novedosa, pero codificado asimismo en lo que pareciera ser una nueva
dialéctica, un nuevo manual de reglas y estructuras, las estructuras de las
no-estructuras, el arte de lo cacofónico, y el ruido blanco transfigurado en
sinfonía incolora...
Editado a tan sólo meses del debut de larga duración (“The
Tenth Sub Level Of Suicide”), “Tentacles Of
Whorror” transita similares obsesiones, pero las despliega de forma un tanto
más diversa. Los tracks vuelven a ser extensos (la duración total supera
los 72 minutos), inmisericordiosos en el fluir de su odio y asco (ejemplo:
“Vexed And Vomit Hexed”), pero contrastados con numerosos pasajes desacelerados
(la misma “Tentacles Of Whorror”) e interludios atmosféricos construidos a
partir de efectos, distorsión desnuda o programaciones hipnóticas, siendo “A
Necessary Mutilation” y “The History Of Rape” los más logrados. Las
reminiscencias más inmediatas serían los primeros trabajos de Burzum, la
monotonía fetichista de Judas Iscariot (verdaderos líderes en materia de black
metal norteamericano), o las descargas pesadillescas de los ultra-cult
Nargaroth. Los tentáculos que bautizan esta obra se contorsionan lascivamente,
como pestilencias salidas de algún inmemorial abismo, o la inconcebible
criatura que adorna el (extraordinario) arte de tapa. Y el black metal se
destiñe para dotarse de toda una renovada y radiante oscuridad... imposible de
descifrar.
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