Entre un
festín celta y Cruachan parecieran no existir diferencias. Una gaita sollozante
de las “highlands” abre “The Middle Kingdom” en carácter
de ceremonia fúnebre, pero el material precedente desconoce el significado de
la tristeza. En su lugar, el grupo entrelaza rock ´n roll, heavy metal,
atmósferas de diversas intensidades -¡e incluso una pizca de hardcore!- con el
uso de instrumentos irlandeses autóctonos (flautas, mandolinas, “huesos” y “tin
whistles”, entre otros), generando una suerte de jocoso hábitat humilde en
cuanto a la extensión territorial de sus pretensiones, pero no por ello incapaz
de brindar confort. En efecto, se trata de una propuesta sencilla y distendida
que continúa efectivamente la tradición del un tanto más extremo “Tuatha Na
Gael”, compartiendo ambos trabajos el mismo grado de precariedad sonora que acaso favorezca de
forma indirecta la evidente reivindicación de leyendas y tradiciones pasadas,
todas ellas correspondientemente detalladas dentro del booklet. La voz de Karen
Gilligan nunca se desvía del carril melódico, pero los resabiados berrinches
blackmetaleros del también guitarrista Keith Fay aportan esporádicos baches a
un terreno por demás sumamente transitable. Piezas como la bellísima “The
Fianna” consiguen incluso convertir el encanto medieval en una realidad
sumamente palpable, mientras que “Óró Sé Do Beata Abhaile” alterna
magníficamente la euforia descontrolada con el ensueño poético de estos bardos
modernos que, celebrando el ayer, facilitan un hoy más llevadero.
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