Definamos “evolución”: “acción de desarrollarse o
de transformarse las cosas, pasando gradualmente de un estado a otro”. O “mudanza
de conducta, de propósito o de actitud”. En ese sentido, Samael constituye
una agrupación sumamente evolucionada. Su actitud, su propósito, su raison
d’etre difiere hoy considerablemente de aquello que les permitiera innovar
y sorprender a través de trascendentes obras como “Ceremony Of Opposites”
(1994) y “Passage” (1996), tras dar sus primeros pasos dentro de los
confines del black metal y el metal extremo mediante “Worship Him”
(1990). La constante a lo largo de la discografía del grupo siempre fue el
cambio, aquella delicada herramienta cuyo doble filo resulta aún más cortante
en manos de la mayoría; aunque en el caso de los suizos la sofisticación y la
calidad esgrimidas siempre conseguían engendrar piezas de memorable relevancia
sonora que justificaban cualquier tipo de permutación.
Sin
embargo, la salida del fallido y controversial “Eternal” (1999)
anticipaba un desvío demasiado riesgoso dentro del constante proceso
“evolutivo” de los suizos. Y con “Reign Of Light” Samael demuestra
finalmente que, en algunos casos, la “evolución” puede provocar consecuencias
desastrosas. Terribles. Irrisorias, de hecho. La versión “evolucionada”, y por
ende transformada, de Samael suena hoy a una variante electro-dance y pseudo-darkmetalera
de Rammstein, Crematory y The Kovenant. Vorph utiliza su voz como un
instrumento percusivo, acentuando aún más su pronunciación ya de por sí
acentuada (y sin nunca poder pronunciar correctamente la palabra “basis”). Los rappeos
probablemente no estén muy lejos en la lista de futuros ingredientes a
“evolucionar”. La malevolencia grisácea y, fundamentalmente, adulta tan
característica del pasado del grupo sólo se percibe al leer entre líneas. Y el
problema justamente es que el público al cual apunta una obra como ésta no
posee semejante capacidad perceptiva.
“Reign Of Light” es un álbum que
involuciona toda una carrera de logros al pretender actualizarla y “ponerla al
día”. El énfasis es colocado en estructuras simplistas, letras ingenuas y
ridículamente idealistas (en especial la de “On Earth”), y riffs y estribillos
banales, mueve-caderas y extremadamente glutinosos. El target: la pista
de baile, las luces de neón, lo anémico y lo efímero. El Samael no-evolucionado
y pre-modernidad puede aún percibirse en los ritmos programados de Xy y las
atmósferas místico-orientales de instancias como “High Above” (con coros de la
ex-Dreams Of Sanity Sandra Schleret) u “Oriental Dawn”, pero “Moongate”, “Inch
Allah” o “Telepath”, entre otras (demasiadas otras), nos refriegan toda
su “evolucionado” vanguardismo en la cara. Y el impacto duele. “Reign Of Light”:
el triunfo del pop-metal europeo con específicas metas puestas en la
radiodifusión. El “Reino De La Luz” que arruina la belleza de la oscuridad al
enceguecerlo todo con su refulgencia mainstream. Samael: el arte de
“evolucionar” imitando fórmulas ajenas previamente exitosas. Y para colmo
hacerlo mal.
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