Martirizados amigos: henos aquí reunidos para
celebrar, una vez más, nuestra triste y trágica existencia. Aquellos de
corazones fuertes y llanto difícil, por favor abandonad la sala. Este santuario
de melancolía y sufrimiento ancestral sólo es apto para unos pocos elegidos.
Los anfitriones de esta conmovedora velada serán, como siempre, Markus, Andreas
y Nadine, nuestros fieles compañeros germanos. Y para apaciguar las incomprendidas
penurias que pesan sobre las encorvadas espaldas de los aquí presentes, nos han
preparado un poético y exquisito banquete de pura belleza acústica. La sesión
catártica durará poco más de 32 minutos, y constará exclusivamente de
guitarras, flautas y cantos. Es por ello que deberéis despojad todo pensamiento
o recuerdo alegre de vuestras mentes, y preparáos a disfrutar de esta
inigualable experiencia que os brindará aún menos esperanzas. Apagad, entonces,
las luces, relajáos en cuerpo y alma, y dad comienzo al reguero de lágrimas...
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