Wednesday, November 30, 2011

FORGOTTEN TOMB “Love´s Burial Ground” (Adipocere Records, 2005)



El website de estos italianos nos da la bienvenida con una animación sumamente didáctica en la que explican la forma correcta de cortarse las venas con una hoja de afeitar. “Somos la lepra sobre la carne corrupta de la juventud de hoy”, exclaman en la contratapa de “Love´s Burial Ground” (“El Lugar De Entierro Del Amor”), su tercer larga duración. “Oscuridad En Estéreo Desde 1999”, reza por su parte el interior del booklet, del lado opuesto a la tapa original del disco que, por supuesto, fue censurada y sólo puede admirarse una vez adquirido el producto. Y el resto se deduce fácilmente: “obras maestras de negatividad y agonía”. Doom metal interpretado en versión black. O black metal en cámara lenta, babeando misantropía y aborrecimiento en lugar de escupirla toda al mismo tiempo en un único blast-beat. Sea como sea, el sonido es negro. Negrísimo. Y perturbador. La obra se estructura en base a seis composiciones anti-optimismo de extensa duración, más tres interludios ambient/industriales (titulados “Malus Vivendi”) a cargo de Mr. Nordvargr (del grupo MZ412), repeliendo luz y esperanzas por igual y combinando la lobreguez de exponentes tan dispares como Darkthrone [el riff principal de “Kill Life” recuerda a la época de “Transylvanian Hunger” (1994)],  Thergothon (por momentos, los segundos entre cada golpe de bombo se tornan interminables) o los primeros Katatonia (escuchen la parte final de “Alone”, por ejemplo). Una “tumba olvidada” en la que el grupo sepulta desgracias y odio. “Me lastimo a mí mismo / buscando una salida / en mis ojos ves / el horror de estar vivo / la vida es dolor ”, rezan en la citada “Kill Life”, o “Matar La Vida”. El mensaje es claro. Doom metal sin un ápice de poesía. Black metal que va en serio. Tragedias sin teatro. O, mejor dicho, un teatro vacío, sucio y frío en el cual Forgotten Tomb proyecta sus miserias en un telón negro, ante ojos ciegos... y para los oídos de nadie. 

Tuesday, November 29, 2011

ARCANA “Le Serpent Rouge” (Projekt / Displeased Records, 2005)



Del ocaso occidental al misticismo oriental. De lo gótico y barroco a lo ambiental y desolado. De los teclados y sintetizadores a la percusión étnica y pseudo-ritual. Y apenas un sólo indicio de voces o coros. El giro estilístico emprendido por Arcana no sólo resulta tan dramático como inesperado, sino que obliga categóricamente a olvidarnos de todo aquello que precedió a este quinto álbum de larga duración. Adiós catedrales románticamente decadentes, bienvenidos desiertos del medio oriente. Uno incluso siente la arena entre los dedos de los pies, la vislumbra dibujando extrañas figuras en el nebuloso y espectral horizonte, y la respira en el mismísimo aire. Desde sus comienzos con el monumental y fastuoso “Dark Age Of Reason” (1996), Arcana fue siempre comparada a los incomparables Dead Can Dance, pero el proyecto del sueco Peter Bjärgö nunca antes se aproximó tanto al de Lisa Gerrad y Brendan Perry como en este “Le Serpent Rouge”. Al distanciarse por completo del Arcana de ayer, Bjärgö consigue hoy realmente sonar como su máximo ideal musical. 

“Le Serpent Rouge” es la respuesta de Arcana a “The Serpent´s Egg” (1988) de Dead Can Dance. Arena, magia, belleza, éxtasis, añoranza, evocación, contemplación... y la danza de la serpiente. El trance extra-sensorial es orquestado de manera exclusiva a través de instrumentos sumamente atípicos, incluso para Arcana, como el timbal egipcio, el “duduk armenio”, la “cabasa”, el tamborín o la “dulcinea”. Obras pasadas como “Cantar De Procella” (1997) o “The Last Embrace” (2000) sencillamente no poseen punto de comparación alguno con las vistas ciclópeas conjuradas por esta Serpiente Roja, sensual e hipnótica. 

Ida Bengtsson, antigua vocalista del ayer dúo, ya no forma parte del emprendimiento, y en esta oportunidad Bjärgö (voces, samples, arreglos y programación) es acompañado por su esposa Cecilia (coros), Stefan Eriksson (percusión y coros) y Ann-Marie Thim (coros). Los cuatro hilvanan paisajes estoicamente sugestivos, de sutiles crescendos que abren verdaderas puertas de percepción cual tesoros escondidos entre una aparente monotonía rítmico-melódica que espantará a gran parte de aquellos no familiarizados con el estilo; y acaso también a los que esperaban algo similar a la primera etapa de Arcana. El nombre sigue siendo el mismo, pero el propósito es aquí otro. Las voces ocupan un plano netamente secundario, casi sepultadas a la distancia para nunca más ser perturbadas. “Le Serpent Rouge” ignora despreocupadamente cualquier tipo de expectativas, constituyendo una obra de texturas inmemoriales y paisajes inexpresables. Los muertos bailan al compás del ritual de la Serpiente, y Arcana finalmente se nos presenta majestuosamente arcana. 

Wednesday, November 16, 2011

OLD MAN´s CHILD “In Defiance Of Existence” (Century Media, 2003)



Hay que decir las cosas como realmente son: Old Man´s Child me aburre. Siempre lo hizo, sin dudas lo hace hoy en día, y a este paso siempre lo seguirá haciendo. “In Defiance Of Existence” es el álbum más logrado del proyecto semi-autónomo de Thomas Rune “Galder” Andersen  desde “The Pagan Prosperity” (1997), y sin embargo los resultados siguen aburriéndome. Y mucho. Sabido es que Old Man´s Child continúa existiendo meramente por razones contractuales desde que Galder se incorporara a Dimmu Borgir como guitarrista de forma definitiva, e “In Defiance Of Existence” es el primero de varios trabajos pendientes que deben ser entregados a Century Media durante los próximos años. Cuando Galder disponía del tiempo necesario para dedicarse exclusivamente a Old Man´s Child los resultados eran mediocres en el mejor de los casos. Imaginen cómo son las cosas hoy en día. La agenda está llena y las ideas escasean aún más. Cruzen al Dimmu Borgir de “Enthrone Darkness Triumphant” (1997) y “Spiritual Black Dimensions” (1999) con “The Pagan Prosperity” y obtienen “In Defiance Of Existence”. En otras palabras: Dimmu Borgir en versión sonámbula y funcionando con respirador artificial, Nick Barker a modo de baterista invitado incluido. Mucho colchón de teclado que se pincha para volver a inflarse una y otra vez, mucho riff inofensivo con olor a sobras de “Puritanical Euphoric Misanthropia” (2001), y mucho afano a “The Mourning Palace” distribuido a lo largo de 9 agotadoras canciones de puro black metal al estilo “o compongo algo o me como un juicio”. Uno o dos pasos adelante con respecto a los irremediablemente soporíferos “Ill-Natured Spiritual Invasión” (1998) y “Revelation 666 - The Curse Of Damnation” (2000), pero eso no es decir mucho. No es decir nada, de hecho. 

Wednesday, November 02, 2011

VIRGIN STEELE “Hymns To Victory” / “The Book Of Burning” (Noise Records / Sanctuary Music, 2002)


 

Suposición: Manowar no existe. En tal caso, Virgin Steele es una gran banda cuyo sonido de aires memorables y notable porte melódico consigue resaltar por sobre sus competidores con suma facilidad. El fuerte del grupo nunca fue el doble bombo perpetuo o la sobredosis de alegría descafeinada, sino una propuesta notoriamente más galana que bebe de las aguas de la literatura y la historia clásica en busca de inspiración, refinada en sus ataques de furia épica, incluso teatral y enfática por momentos, y siempre distinguida por el buen gusto, maleabilidad y poderío vocal de David DeFeis. Realidad: Manowar existe, y Virgin Steele, en la gran mayoría de sus composiciones, suena indefectiblemente a Manowar (pruebas irrefutables: “Rain Of Fire”, “Children Of The Storm”, “Kingdom Of The Fearless (The Destruction Of Troy)”, “The Redeemer”, “Invictus”, etc, etc...). Aclaración: Ambas bandas provienen de Estados Unidos y comenzaron sus respectivas carreras prácticamente al mismo tiempo. Duda: ¿exceso de influencias o mera jugada del destino? Pregunta: ¿podrá Virgin Steele escaparle alguna vez a la sombra de Manowar y alcanzar un mayor reconocimiento en base a sus propias virtudes? Respuesta: Tarea improbable, francamente.

Para celebrar los veinte años de trayectoria dentro del género, el grupo decidió editar dos placas que básicamente podrían ser descriptas como de “grandes éxitos”, aunque un tanto particulares. “The Book Of Burning” contiene 16 temas, 8 inéditos y 8 nuevas versiones de material previamente disponible. “Hymns To Victory” contiene 13 canciones, dos de ellas inéditas y el resto versiones re-mezcladas, re-masterizadas o acústicas de material clásico. Estos compilados evidencian en gran parte la considerable variedad estilística que Virgin Steele maneja exitosamente, y si bien un alto porcentaje del material recuerda demasiado a las estructuras tanto musicales como retóricas empleadas usualmente por Joey DeMaio y Eric Adams, resulta injusto no reconocer que, en efecto, Virgin Steele merece mayor deferencia.

Todas las nuevas versiones del material previamente editado fueron re-grabadas por la formación actual del grupo, y tanto la calidad sonora como la producción y mezcla, consecuentemente, se beneficiaron de gran forma. La nueva variante de “A Symphony Of Steele” (aquí subtitulada como “Mezcla De Batalla”) suena incluso más a Manowar que la versión original, y si a alguien le quedaba alguna duda -por más ínfima que fuese- sobre si DeFeis y cía. alguna vez escucharon “Kings Of Metal” con sumo detenimiento, he aquí la comprobación definitiva. A su vez, el estilo vocal que DeFeis emplea en piezas como “I Am The One” difiere considerablemente del que utilizara en la grabación original, predominando en esta oportunidad los tonos altos y, por momentos, casi chillones y al estilo de Rob Halford. El resto de la puesta al día depara sorpresas similares, y los temas inéditos ofrecen un abanico estilístico que pareciera abarcar todas las décadas por las que el grupo atravesó. “Hellfire Woman” y “The Final Days”, por ejemplo, destilan una atmósfera ochentera, mientras que otras composiciones huelen a resabios de la época de “Invictus” (1998) o ambos volúmenes de “The House Of Atreus” (1999 / 2000). Todas ellas, no obstante, se dejan disfrutar con creces, salvo por la kissera -y, por ende, vomitiva- “Saturday Night” (¿acaso se trató de una broma interna? Que alguien venga y me explique la gracia, porque todavía me estoy retorciendo del asco...).

Afirmación: Como primer acercamiento a Virgin Steele, no existe mejor prefacio que estos compilados heterogéneos y sobrecargados (nueva pregunta: ¿no se cansa DeFeis de editar discos dobles?). Efecto secundario: Más vale ingerir de a dosis controladas, sin importar el grado de fanatismo para con el grupo, o se corre el riesgo de atragantarse con alguna espada. Dilema: Si por momentos incluso me cuesta trabajo tomarme en serio a los mismísimo Manowar, ¿puedo tomarme en serio a Virgin Steele? Conclusión idiota: ¿Acaso estoy logrando algo con tanto cuestionamiento y tanta observación? Respuesta final: evidentemente no. Remate: Una vez más, el acero triunfa por sobre la carne.

Tuesday, November 01, 2011

NILE “Black Seeds Of Vengeance” (Relapse, 2000)



Así como en Europa el black metal goza de una envidiable salud, los norteamericanos aún prefieren al viejo y querido death metal a la hora de revolear sus melenas. Sin embargo, pocos fueron los intentos por continuar desarrollando aquello que pilares como Deicide, Cannibal Corpse o Napalm Death cimentaron a comienzos de los ´90. Entre las sutilezas y complejidades aristocráticas del antiguo continente y la bestialidad casi gratuita del gran país del norte existe -y nunca mejor dicho- todo un océano por cruzar... Aunque no es el caso de Nile. Oriundos de Greenville, este cuarteto se las ingenió para infligirle nueva vida al “metal muerto” incorporando a sus descargas una peculiar dosis de melodías étnicas egipcias (interpretadas con instrumentos reales autóctonos), combinadas con una sorprendente y densa atmósfera que por momentos alcanza un misticismo que roza lo cinematográfico. Incluso las letras incorporan plenamente el concepto, por lo que no es extraño toparse con títulos como “Invocation Of The Gate Of Aat-Ankh-es-en-Amenti” o “Libations Unto The Shades Who Lurk In The Shadows Of The Temple Of Anhur”. El resultado es una propuesta que, si bien subordinada a los parámetros convencionales del death metal, cobra vuelo propio en las instancias en las que el grupo apela a su poco convencional arsenal de influencias orientales. Acaso el factor sorpresa que tan efectivamente funcionaba en el debut “Amongst The Catacombs Of Nephren-Ka” ya no lo haga demasiado  en “Black Seeds Of Vengeance”, en el que la balanza pareciera preferir inclinarse más hacia las raíces del género en vez de explotar en mayor profundidad la singularidad que la banda posee. No obstante, a la hora de nuevas ideas dentro del death metal contemporáneo, no existe mejor opción.