Tuesday, July 12, 2011

Entrevista: ULVER - Santa Sangre

(reportaje originalmente publicado en 2005 en la revista Maelstrom)

 ¡Arrodíllense ante su Sagrada Eminencia, el Papa Kris Rygg I!



Los Sumos Pontífices de lo inclasificable
perpetúan sus bufonadas en “Blood Inside”.
Y una vez más, nada vuelve a ser lo mismo.

 “¿De qué se trata, de qué se trata?”, pregunta una y otra vez el estribillo de “It Is Not Sound” (“No Es Sonido”). ¿De qué se trata Ulver? De nada y de todo. De licántropos locos y melómanos bufones. De ruido blanco y metal negro. Uno nunca termina de comprender a Ulver, sus perpetuas metamorfosis, su verdadero propósito (¿y si nos están tomando el pelo a todos?), o el por qué de su refulgente e inexplicable magnetismo, pero de alguna forma la banda se lleva en la sangre. Y sobre la sangre trata (o pareciera tratar) “Blood Inside”, último engendro amorfo de estos vanguardistas y ególatras noruegos tras el monumental y aclamado “Perdition City” (ver nota en #1 para mucho más datos sobre aquel disco y toda la historia de Ulver), y acaso su obra más pomposa, exótica y pretenciosa. ¿Y de qué se trata? Ni ellos mismos parecieran saberlo. Lo único seguro es que no es Sonido. Es simplemente Ulver.  “Definitivamente es un disco pretencioso. No tiene nada de malo admitir esto”, reconoce Kris “Garm” Rygg, titiritero de profesión y músico aficionado, con su tradicional tono solemne y constantemente irónico. “De alguna forma queríamos lograr algo así desde un principio. Es un disco más abierto y no tan hermético como “Perdition City”, y creo que también tiene un cierto aspecto lírico y operístico”.

-  Lo fascinante es que el disco es totalmente experimental y atípico, pero incluso así suena coherente. Es mucho más bombástico y exótico que “Perdition City”, que era más bien minimalista y atmosférico, y más cálido que “Themes From William Blake’s The Marriage Of Heaven And Hell”...
- Sí, es más orgánico, mucho más que los otros, sobre todo desde un punto de vista rítmico e instrumental. Si bien seguimos usando elementos electrónicos, esta vez queríamos lograr algo más tradicional y trabajar fundamentalmente con los instrumentos de siempre: voz, guitarra, bajo y batería, pero siempre en un contexto de experimentación...

Experimentación. De eso se trata Ulver. La canción “In The Red” incluye pasajes que parecieran haber salido de una banda de jazz o swing de los años ´30 o ´40, mientras que “It Is Not Sound” presenta un solo de teclado basado en una melodía de Bach pero interpretado al estilo de Rick Wakeman y todo el movimiento de rock sinfónico de los ´70. Todo adquiere lógica en el ilógico universo de Ulver y en manos de Rygg, victorioso sobreviviente del auge y caída del black metal noruego que hoy se rehúsa a pertenecer a ninguna escena y al mismo tiempo incorpora elementos de todas ellas. Lo de Ulver está más allá de cualquier confín y la meta es simplemente mezclar los ingredientes de siempre de una forma nunca antes ideada. “Las cosas pasan. A veces para bien y otras para mal”, continúa Rygg. “Nosotros probamos un montón de cosas y las mezclamos, y a veces funcionan y a veces no.”

- Según tu experiencia, ¿funcionan en la mayoría o en la minoría de los casos?
- La mayoría de las veces no funcionan. Por eso tardamos tanto en editar un disco. Por eso pasaron cinco años entre “Perdition City” y “Blood Inside”. Si fuera algo más fácil sacaríamos un disco nuevo todos los meses. Nos la pasamos encerrados en el estudio, probando cosas, arreglando cosas, descartando cosas... De “Blood Inside” creo que tenemos, fácil, unas diez horas de música que quedó afuera del disco.
- Lo de ustedes es siempre “prueba y error”...
- Sí, pero ojo que con esto no quiero decir que “Blood Inside” sea un éxito rotundo.
- ¿O sea que no estás totalmente satisfecho con los resultados?
- Nunca estoy completamente satisfecho. Siempre soy muy ambivalente y cuidadoso en ese sentido. Este disco me dio un montón de dolores de cabeza y de estómago. Cuando lo terminamos pensé que me iba a volver loco porque no me gustaba para nada. Esto me suele pasar. No estaba seguro de los resultados. Pero sí estoy contento con el hecho de que, más allá de cualquier cosa, este disco suena original y no se compara con nada de lo que se puede encontrar en el mercado hoy en día... al menos, con nada que yo conozca.
- La verdad es que a mí “Perdition City” me sigue pareciendo un disco superior a “Blood Inside”, aunque claro que ya llevo varios años escuchando aquel disco y a este último todavía lo tengo que terminar de digerir. ¿Cuál es tu favorito, honestamente hablando?
- Es difícil decir. Creo que la comparación habría que hacerla una vez que editemos otro disco, porque de esa forma uno ya puede afirmar que escuchó bien tanto a “Perdition City” como a “Blood Inside”. Por otro lado, no creo que tenga sentido grabar la segunda parte de “Perdition City”. Al menos no lo hubiese tenido para nosotros, y estoy seguro de que alguien, en alguna parte, ya grabó algo similar. Nosotros siempre necesitamos mutar, cambiar... siempre hay algo nuevo que nos presiona para que vayamos para ese lado, y en definitiva cada disco nuevo es tan sólo eso: otro disco. Nos quedan muchos más por editar aún. De eso estoy seguro. Y mi ideal es siempre grabar la mayor cantidad de música posible y tratar de editar esa música. Digo “tratar” porque con mi actitud y mi auto-crítica siempre se me hace difícil el permitirme a mí mismo editar algo que haya grabado. Hubo casos de discos enteros que descartamos porque no nos satisfacían... Pero mi ambición a largo plazo, mi meta, es poder sentarme de acá a muchos años frente a una “mesa de operaciones” e inspeccionar minuciosamente a toda nuestra discografía, que espero que para ese entonces sea vasta. Para mí hoy estamos haciendo cosas importantes y espero que el tiempo me dé la razón. Sonará pretencioso pero realmente creo que estamos “erigiendo” algo importante con esta banda. De acá a unos veinte o treinta años me veo a mí mismo haciendo algo así, poniendo en contexto cada una de nuestras obras... 
- ... y acordándote de la época en la que cada una fue concebida.
- Sí. Cada disco es una ventana hacia el pasado, pero al mismo tiempo cada uno fue concebido con una mirada hacia el futuro. Y creo que “Blood Inside” no es un disco que esté totalmente desprovisto de al menos “ecos” o rastros de lo que hicimos en el pasado. Seguimos siendo la misma banda, pero con nuevos ingredientes.


- Lo que destaca a Ulver del resto es que ustedes nunca “pertenecieron” del todo a ninguna escena, incluso durante la “etapa black metal” del grupo...
- Eso tuvo mucho que ver con nuestro cambio, el hecho de no pertenecer a ningún lado. Siempre solemos hacer lo atípico. La gente se piensa que nos alejamos intencionalmente del black metal, y tal vez así fue, pero creo que más que nada estas cosas pasan porque uno sencillamente agarra las cosas que le interesan y deja al resto de lado. Nosotros agarramos el ingrediente oscuro del black metal, dejamos el resto de lado, y seguimos nuestro camino partiendo desde esa base. El black metal puede ser cualquier cosa que vos quieras que sea. No tenés que sonar como Mayhem o Darkthrone para ser black metal. Lo importante es ser individualista, pensar por vos mismo. Lo demás no importa. Los que pierden tiempo debatiendo qué tipo de música es esto o aquello, o qué es “verdadero” o falso, son pendejos de 18 años que no tienen idea de nada.
- ¿Seguís sin escuchar nada de metal?
- En realidad hace poco volví a escuchar algo. Supongo que es por una cuestión de nostalgia. Después de “Perdition City”, en el 2000, el metal era algo bastante reciente en nuestras carreras. Hoy ya pasaron cinco años desde ese disco y como diez años desde que dejamos de hacer metal, y uno se pone más nostálgico y se acuerda de las cosas buenas del pasado. Pero en realidad hoy escucho de todo, incluido algo de metal.
- El título original de este nuevo disco iba a ser “Utopian Enterprises”. ¿Por qué lo cambiaron?
- Ese título lo habíamos anunciado tras la salida de “Perdition City”. Siempre nos gustó mucho, pero parte de una plataforma ideológica distinta. Pertenece a otra época. Cuando empezamos a componer lo que hoy es “Blood Inside” nos dimos cuenta que el concepto ya no se ajustaba, pero de todas formas seguíamos con la idea de usarlo en algunas canciones. Pero después el resto del disco lo compusimos prácticamente todo al mismo tiempo, de forma muy rápida. Fue un disco que nos salió de adentro. Y después de eso el título “Utopian Enterprises” básicamente quedó fuera de la ecuación.


- Me sorprendieron las letras de este disco, sobre todo la de “For The Love Of God”, que tiene expresiones como “fucking Heaven to kingdom come” (un juego de palabras que podría traducirse como “cogiéndose al Paraíso hasta los cielos”)...
- La mayoría de la gente no entiende esa canción. Le buscan un significado que no existe. En realidad es una canción que habla sobre coger. Es sobre sexo. Algo básico. El otro día un periodista me preguntaba si tenía una connotación política...
- ¿Y de dónde sacaste la inspiración para escribir eso?
- (se ríe) No sé. Es algo que está siempre ahí, en el rincón, o en el fondo del armario. Siempre está presente.
- ¿Pensás que nuestras mentes se rigen constantemente, aunque de forma inconsciente, por ese pensamiento?
- En la mayoría de los casos creo que sí. Es el ímpetu que nos gobierna. La lucha por buscar el placer sexual. Sobre todo en los hombres.
- Es gracioso que me digas todo esto. Nunca me hubiese imaginado que ése era el tema de la canción. Yo pensaba que hablaba sobre la religión...
- Bueno, es que habla sobre algo religioso. Se podría poner en esos términos, también. El sexo podría ser algo religioso. Es todo una cuestión de semántica. De hecho pensamos meter frases como “montando la Torre De Babel”, pero eso ya hubiese sido muy explícito o muy fácil de interpretar.
- Coincidentemente, el concepto de “Perdition City” podría ser interpretado como la caída de una “Babilonia moderna”...
- Más bien un paralelismo entre nuestra Babilonia moderna y la Babilonia bíblica.
- Es decir que de una u otra forma ustedes siempre vuelven a tocar el mismo tema: la religión.
- Supongo. Es algo que implica ideales altos. Ideales que probablemente nunca se puedan alcanzar. Como la torre de Babel, que fue construida lo más alta posible para poder estar más cerca de Dios y para que él pueda escucharnos. Pero como ya sabemos esa idea no dio resultado y falló miserablemente. Esa es la historia, de alguna forma, detrás de “Blood Inside”. Es nuestro intento fallido de comunicarnos con Dios. Fallido y ridículo. Porque nuestra música es justamente ridícula a veces. Y muy burlesca.
- Yo siempre te vi a vos más como un “manipulador” que un “músico”. Algo así como la versión musical de David Lynch. El “bufón” que engaña o manipula a su audiencia y la lleva por territorio inhóspito...
- Muchas gracias. Lo tomo como un gran cumplido porque Lynch (N. Del R.: director de filmes tales como “Blue Velvet”, “Mulholland Drive”, “Lost Highway”, “Twin Peaks: Fire Walk With Me” o “Eraserhead”) es un artista que admiro muchísimo. Creo que lo que tenemos en común con él son los “cabos sueltos” que hay en nuestra música, y las referencias ocultas, que mucha gente nunca detecta.
- En “Blood Inside” trabajaron junto a Ronan Chris Murphy (legendario productor de bandas como Yes, Peter Gabriel o King Crimson). ¿Cómo se conocieron?
- En realidad él se contactó conmigo, hace ya varios años. Me mandó un mail diciéndome que era un gran admirador de nuestra música y que si alguna vez necesitábamos ayuda que no dudemos en llamarlo. Así que lo llamamos para este disco, porque pensamos que el material se prestaba a ser evaluado por un par de orejas ajenas al grupo. Fue una experiencia de trabajo muy positiva. Nosotros fuimos los productores del disco, pero él aportó ideas y supervisó un poco de esto y de aquello. Roman es un verdadero profesional y se adaptó a nuestro estilo enseguida. Me gustaría poder volver a trabajar con él en el futuro.
- En este disco también volviste a cantar de forma prominente, a diferencia de los que ocurría en “Perdition City”. Es bueno tenerte de vuelta como cantante y no sólo como manipulador detrás de las teclas y los discos rígidos. ¿Fue por alguna razón en particular?
- No, simplemente porque esta vez teníamos letras que queríamos compartir y alguien tenía que cantarlas. Después de “Perdition City” editamos varios Ep´s casi 100% instrumentales y algunos soundtracks (ver discografía), y después de eso atravesamos una etapa muy confusa en la que no estábamos seguros si debíamos volver a usar voces o no. A veces uno trata de explicar lo que no se puede explicar con el sonido de la voz y con las letras, y la música por sí misma alcanza para transmitir un mensaje. En este nuevo disco, en cambio, estuvimos inspirados por diferentes fuentes literarias y quisimos tratar diferentes temas en las letras, pero todos los autores en los que nos basamos también escriben acerca de cosas atípicas...
- ¿Qué autores y qué tipo de cosas?
- (hace una pausa que se extiende por varios segundos, tratando inútilmente de encontrar las palabras) Es difícil, no sé cómo explicarlo. Gente como Joseph Guglielmi, Edmond Jabes o Emmanuel Hocquard, que escriben sobre escribir, básicamente, y hablan de sentimientos que no se pueden explicar...
- Más o menos como la música de Ulver...
- Exacto. Y de ahí la conexión.
- ¿Piensan seguir editando más Ep´s y soundtracks?
- Sí, de hecho vamos a sacar un nuevo Ep muy pronto que compila cosas de los soundtracks que hicimos. Pensamos sacar algo así como una edición especial con todos los temas y fragmentos que quedaron afuera de las versiones finales. Creo que mucha de esa música es importante que sea editada. Creo que en total tenemos comos dos horas de música que vale la pena sacar a la luz.
- ¿Y en qué quedó la versión clásica e instrumental de “Nattens Madrigal” (obra que finalizaría de manera triunfal la “trilogía” black metal del grupo, y verdadero clásico del género) que habían anunciado varios años atrás?
- Eso es algo en lo que venimos trabajando desde hace rato. Es casi un proyecto secreto. No tenemos ninguna fecha estipulada como para sacarlo. Pero está ahí. Esperando, creciendo, escondiéndose...
- Ulver hoy en día es básicamente un sinónimo de experimentación y cambio. ¿Alguna vez te pusiste a escuchar uno de tus discos y te dijiste a vos mismo “¡wow! ¡eso sí que es raro!”? ¿Te pasó que alguna vez escuchaste algo tuyo y llegaste a la conclusión de que habías ido demasiado lejos en materia de experimentación?
- No, por lo general no. Eso sí, el otro día estaba escuchando “Svidd Neger”, que es uno de los soundtracks que hicimos, y me dije “esta es buena música”... No creo que uno pueda ir “demasiado lejos” en lo que a la música respecta. No creo que las fronteras nunca puedan ser cruzadas. Creo que uno debería cruzarlas y probar con cosas nuevas y locas. La locura no es mala...
- Salvo cuando te disfrazás del Papa, supongo... ¿Eso a lo mejor sí es ir muy lejos?
(carcajadas) Es que yo soy un profeta... De hecho mandé una solicitud al Vaticano para poder ser considerado como uno de los candidatos para reemplazar a Juan Pablo II... pero me la negaron. (se ríe)
- ¿Pero las fotos se las sacaron antes o después de la muerte de Juan Pablo II?
- Antes. Fue una coincidencia. La idea se relaciona con el mito babilónico del que hablábamos antes y con la megalomanía que desarrollan las figuras religiosas importantes. “Viva la megalomanía”, como dice una de las publicidades del disco. De eso se trata Ulver. Esto lo usamos también como el concepto visual del video clip de “It Is Not Sound”, que el disco incluye en formato CD-Rom. En el clip nosotros erigimos la Torre De Babel para poder hablar con Dios, y por supuesto fallamos.
- Ese clip me dejó impactado. Visualmente es de primer nivel. Y me encantó que hayan usado influencias de Dante y las pinturas de Gustav Doré basadas en el “Paraíso Perdido”...
- Y de hecho el director del clip era un gran amante de Doré. Esto me hace acordar de algo gracioso, porque el otro día hice una nota con una periodista mujer y le mencioné el nombre de Doré, y ella entendió cualquier cosa, creo, porque después leí la nota publicada ¡y lo menciona como un miembro del grupo! Supongo que también habrá sacado su nombre de la gacetilla de prensa, en la que lo mencionamos y le agradecemos irónicamente como uno de los diseñadores visuales del concepto...
- Increíble. Se habrá pensado que todavía estaba vivo...
- No pude evitar reírme mucho cuando leí eso, francamente.
- En el booklet del CD también vi que le agradecés a tus dos hijos, Leon y Astra. ¿Qué se siente convertirse en padre tras haber sido una figura clave del auge del black metal?
- Es muy saludable. Es fantástico. Al menos, muchas personas cercanas a mí me dijeron lo mucho que había cambiado después de que ellos nacieran. Nada de drogas, nada de rock ´n roll. El ser padre me permite manejar mucho mejor mis enfermedades. Ahora, mi parte enferma sólo se manifiesta en mi música...


Década De Decadencia 

A modo de celebración de su décimo aniversario, Ulver organizó en 2003 la compilación de un álbum tributo titulado “1993-2003: First Decade In The Machines” en el que participaron numerosas agrupaciones totalmente ajenas al metal (Fennesz, Stars Of The Lid, Third Eye Foundation, Merzbow, etc.) versionando y remixando diversos temas de los noruegos. El resultado fue tan bizarro y los “covers” tan irreconocibles, que aquella obra fue irremediablemente seleccionada como la “Innombrable” de nuestro cuarto número. Todo un dudoso honor, sin dudas. Pero Rygg no está de acuerdo. “Para mí los remixes o los covers tienen que ser distintos a los originales, de lo contrario no tiene sentido hacerlos”, se defiende. “El mejor remix es aquel que cobra vida propia. Comprendo que a mucha gente el disco de remixes le haya parecido un insulto o una blasfemia, pero es nuestra forma de hacer de Ulver algo más “sociable”. Es como un acuerdo entre dos artistas, un apretón de manos entre músicos.”

1 comment:

Anonymous said...

Escuchando hoy en dia a Ulver y algunos años atras tambien, parece increible que sean los que compusieron uno de los mejores discos de Black Metal de la historia...