Monday, August 08, 2011

BLACKMORE’S NIGHT “Past Times With Good Company” (SPV / Steamhammer Records, 2003)



Ritchie Blackmore no sólo conoce todos los recónditos de la guitarra habidos y por haber, sino que comprende a la perfección aquello que hace funcionar a un disco en vivo y lo convierte en una pieza de antología cuyo balance y resultado general ameritan que se lo considere de similar manera que a una obra de estudio. “Made In Japan”, de Deep Purple, probablemente sea el disco en vivo definitivo del género, y si bien el estilo emprendido recientemente por El Hombre De Negro difiere en todo sentido a aquel practicado por Purple o Rainbow, los resultados en “Past Times With Good Company”, primer álbum en vivo (doble) de Blackmore´s Night, son igualmente memorables. El disco fue producido por el mismo Blackmore, y gracias a la posibilidad de improvisación y reciprococidad inherentes al formato, su sincero e incontenible amor por la música renacentista y medieval queda aquí expuesto de forma incluso más hermosa y efectiva que en los tres trabajos previos combinados. Podría recurrir a una frase al estilo “el mejor álbum en vivo de los últimos años”, pero incluso de esa forma no estaría haciéndole justicia a esta obra. No obstante, sí puedo afirmar lo siguiente sin titubeo alguno: desde hace ya años que “Past Times With Good Company” suena a mi alrededor (y en su totalidad) al menos 10 veces por semana sin la más ínfima amenaza de aburrimiento, y el sortilegio sonoro en ningún momento faltó a la cita.

Experimentar “Past Times With Good Company” equivale a “estar ahí” junto a la audiencia, delante del grupo, bajo una luna violeta y respirando el mismo aire de cofradía renacentista. Las fotos que ilustran el booklet muestran a un Blackmore acompañado de numerosos músicos invitados, todos vestidos cual juglares, rapsodas o trovadores. La sensación que se obtiene es la de una banda viajera recorriendo los castillos más importantes del viejo continente, llevando su arte a todos aquellos que quieran disfrutar de él. Cada vez que uno presiona “play” da comienzo una noche inolvidable. El efecto de “transportación” es literalmente inmediato e inaudito, desde los primeros segundos de la introducción que conduce a “Shadow Of The Moon” (aquí en una versión de casi 11 minutos) en adelante. El roce de los arcos contra las cuerdas de los violines y los cellos, la solidez de la sección rítmica, el aplaudir y celebrar del público, las omnipresentes panderetas, los encantamientos exhalados por Candice, y los siempre extraordinarios dedos de Blackmore, convierten a “Past Times With Good Company” en una verdadera fuente de inagotable belleza musical en el sentido más puro y básico del término. El maravilloso “Live In Paris And Toronto”, de Loreena McKennitt (con quien Blackmore´s Night comparte más de un ingrediente) podría citarse como uno de los escasos ejemplos que consigue similar milagro.

Instrumentalmente, la obra extasía los sentidos hasta la embriaguez absoluta. Candice Night es un ángel, un serafín celestial que seduce, conforta y alegra el corazón con su voz y personalidad, como lo demuestran las presentaciones antes de cada canción o sus comentarios e intervenciones a lo largo de la placa, tan dulces como divertidos. No extraña en lo absoluto que Blackmore haya perdido interés por Rainbow. Si los colores del Arco Iris no vuelven a brillar es porque el oro ya fue encontrado y continuar la búsqueda resulta una tarea redundante... Y yo no lo culpo en lo absoluto.

Como perlas incuestionables a lo largo de la velada se destacan la misma “Past Times With Good Company” (particularmente las secciones que van de 2:26 a 3:33 y de 4:55 a 5:30), el crescendo pasional y el irrumpir de las gaitas y la batería en la prodigiosa “Fires At Midnight” (originalmente de 3:10 a 3:57 e incluso de forma más emotiva de 4:45 a 5:24) y los posteriores solos entrelazados de violín y guitarra, capaces de ponerme la piel de gallina una y otra vez, o la conmovedora versión de “I Still Remember”, el festín que genera “Under A Violet Moon”, los punteos eléctricos de “16th Century Greensleeves”, y la sorpresiva aparición de “Soldier Of Fortune” en el playlist, único resabio presente del pasado púrpura (¿acaso esperaban “Smoke On The Water” o “Highway Star”?).

El álbum sencillamente constituye un éxito en todas las áreas que conforman la experiencia de una verdadera obra “en vivo”: lista y selección de temas, interacción con el público, nivel de improvisación y variación en las canciones, ejecución, arreglos e instrumentación, sonido, producción general, atmósfera, y, fundamentalmente, magia. Esa magia que incorpora el elemento visual a una obra auditiva y remonta los sentidos a otros tiempos, otros lugares, aromas y situaciones. De eso se trata justamente “Past Times With Good Company”: la recreación de viejas y hermosas épocas pasadas junto a buena compañía... La mejor que se pueda pedir. 

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