Friday, December 02, 2011

XASTHUR “Telepathic With The Deceased” / “To Violate The Oblivious” (Moribund Records, 2004)


 

La deshumanización de la música. La crisis existencial del “yo” disconforme, nihilista e incompatible con lo aceptado, trasladada al plano de la disonancia. Si el black metal ordinario produce una sensación de rabia, irritación, violencia o repugnancia anti-establishment, aquello engendrado por Xasthur constituye entonces una suerte de culto a la introversión y la angustia. El arte de auto-recluirse en la reflexión más negadora (y negativa), de invocar al vacío. Un suplicio etéreo, flotante, inarmónico, que deambula incesantemente entre lo desconsolado. El black metal en todo su refulgente ennui, llevado a los extremos de la extremidad. O acaso podríamos describir a Xasthur como una suerte de versión norteamericana del sonido tortuoso y atroz del primer Burzum, aquel rico en chillidos destroza-tweeters, guitarras lacrimosas, letras ininteligibles, y melodías decrépitas. Todo estructurado en base a un aura aún más funeraria, hermética e individualista. Y como ocurría con Burzum y tantos otros proyectos similares dentro del metal ultra-oscuro, detrás de Xasthur existe tan sólo un único, reservado y “enigmático” (“¡nada de información disponible!”, amenazan los booklets de varias de sus obras) responsable de absolutamente todo: Malefic. Su especialidad: componer, interpretar y grabar (en cuatro canales y con cero presupuesto, claro) los conciertos más miserablemente crudos y claustrofóbicos imaginables. Y en lo que al black metal reciente respecta, cualquiera sea su nacionalidad, pocas obras pueden compararse al manjar de fascinantes inmundicias que Xasthur expele incesantemente. 

E “incesante” de hecho es la palabra adecuada. De 2001 en adelante, Xasthur editó un álbum promocional (“A Darkened Winter”), cinco split-CD´s (con Acid Enema, Nachtmystium, Angra Mainyu, Leviathan, y Nortt, respectivamente), un mini-Lp (“Suicide In Dark Serenity”, 2003), un demo (“A Gate Through Bloodstained Mirror”, 2004), y cuatro larga duración: “Nocturnal Poisoning” de 2002, “The Funeral Of Being” de 2003, y, con apenas unos pocos meses de distancia, “Telepathic With The Deceased” y “To Violate The Oblivious”, ambos de 2004. En todos ellos existe una constante, un trance psíquico/espiritual que ofusca los sentidos y los desconecta de la carne, aislándolos de todo, como una suerte de ingrediente adictivo, imposible de describir correctamente, que se instala en el sistema nervioso del oyente y clama por una dosis incluso mayor. Acaso este ingrediente infecte de la misma forma a Malefic y explique su incontrolable productividad. La atmósfera y la melancolía más desnuda desempeñan aquí un rol fundamental, como ocurre en la incomprensiblemente bellísima “Murdered Echoes Of The Wind” de “Telepathic With The Deceased”; pero los blast-beats, los riffs gélidos y el bochinche apocalíptico suelen también irrumpir de forma aleatoria. Para Xasthur/Malefic no existen reglas musicales que permanezcan vírgenes ni parámetros tradicionales a seguir. Todo indicio de armonía es violado y repudiado, los ritmos se deforman hasta tornarse indefinidos, distantes y sumamente monótonos, y cada sesión de extirpación/martirio se convierte en un nuevo álbum, una nueva refregada de hostilidad y pesimismo en la cara de todo aquel que todavía cultive algún indicio de júbilo. El único proyecto unipersonal del género capaz de competir con semejante rendimiento es Nargaroth. Y para cuando lean estas líneas es probable, de hecho, que una nueva placa ya haya visto la luz, escupida desde algún recóndito estudio hogareño en el medio de la nada más azabache... 

Lo importante aquí es resaltar el hecho de que dentro del black metal aún queda lugar para la exploración y, por decirlo de alguna forma, la innovación involutiva. Xasthur emplea elementos pre-existentes pero al interiorizarlos y fusionarlos con su aversión anti-todo obtiene un modus operandi propio, un sonido que sencillamente no puede compararse con ninguna otra agrupación del género. En “To Violate The Oblivious” encontramos la re-grabación (una de las prácticas más frecuentes de Malefic) del tema “A Gate Through Bloodstained Mirrors”, compuesto originalmente en 1999, pero el resto del material, si bien comparable al estruendo viscoso y taciturno expuesto en “Telepathic With The Deceased”, evidencia una mayor solidez compositiva, una antipatía y una irritación más enfocadas y ya quizás no tan amorfas. El sonido continúa tan hogareño e indescifrable como de costumbre, pero los gemidos de Malefic adquieren mayor preponderancia en la mezcla, la batería (programada) posee un mayor cuerpo y un refuerzo notable en el departamento de las frecuencias graves, y las guitarras brillan más ennegrecidas y enmarañadas que nunca. La rigurosa “Intro” de alguna forma funciona a modo de literal “adentrarse” en esta particular cosmogonía de horrores íntimos, y de tal modo “Xasthur Within” (algo así como “Xasthur Internalizado”) implosiona extáticamente, convirtiéndose en una de las piezas más extraordinarias y cautivantes de toda la discografía del proyecto, en especial el crescendo hipnótico que se inicia a partir de 1:59. Si “Telepathic With The Deceased” invocaba hedores cadavéricos, “To Violate The Oblivious” conjura “Sueños Más Negros Que La Muerte”, como describe “Dreams Blacker Than Death” o el instrumental onírico “Walker Of Dissonant Worlds”. Pero la peste es la misma, y continúa su propagación, como sucede con todo aquello que Malefic regurgita. Y el contagio es irremediable. Xasthur deconstruye al black metal y lo convierte en una sinfonía anti-sinfónica, interpretada por un misántropo, llena de cacofonías y furia, significando nada...

No comments: