Thursday, June 23, 2011

ÁSMEGIN “Hin Vordende Sod Og So” (Napalm Records, 2003)


Noruegos tenían que ser. Descubrir a Ásmegin equivale a experimentar los momentos más brillantes de Vintersorg, Solefald, Ötyg y Storm por primera vez. “Hin Vordende Sod Og So” conmueve, abofetea, inspira, tonifica, sacude y eleva. Y para colmo se trata de un álbum debut, el más sólido, diverso y apasionante que el género haya engendrado en los últimos años. No falta nada y no sobra nada: aires festivos folk y cantos vikingos, estampidas de puro black metal, pasajes enternecedores, aullidos, bramidos, rugidos, hechizos femeninos y odas seráficas, violines, acordeones, flautas, pianos y mellotron, blast-beats más feroces y extremos que los del último trabajo de Mayhem y pasajes de pura divinidad acústica que harían avergonzar a los mismísimos Empyrium... Y tanto más. Todo entrelazado de manera gloriosa. De principio a fin. Incluso después de haber escuchado el disco catorce veces en un mismo día. Y lo digo por experiencia propia.

Ninguno de los nombres de los cinco integrantes del grupo resultará familiar, pero indudablemente este detalle se remediará de manera inmediata una vez que “Hin Vordende Sod Og So” surta su efecto (y créanme que lo va a surtir) en aquellos que hasta ahora no saben lo que se pierden. Asimismo, la placa incluye la participación de una decena de notables instrumentistas invitados (repartiéndose labores que abarcan desde arpas judías a una cítara noruega), entre los que se destaca Lars A. Nedland (de Solefald y Borknagar) a cargo de las voces limpias. Su inconfundible registro y entonación desempeñan un rol fundamental en el fluir de la obra, y si bien por momentos uno tiene la sensación de estar escuchando a Solefald, el diálogo vocal entre sus cuerdas, los gritos/gruñidos de Bjørn Olav Holter (miembro estable) y el toque femenino de Sareeta (de Ram Zet) son impagables. El ataque/acaricie de gargantas y melodías es constante y sumamente dinámico.

“Dinamismo” es justamente uno de los términos clave en este compendio de aciertos. Las canciones se pasan volando y en todo momento se torna palpable un aura de magia y deleite que raramente da tregua. Ejemplos: la hermosísima irrupción del violín en “Bruderov Paa Hagstadtun”, los esperanzadores cantos femeninos de “Huldradans - Hin Gronnkledde” (que recuerda a “Je Fait Une Promese”, acaso la instancia de mayor hermosura expresada por Anathema), la cruza perfecta entre Solefald y Ötyg llevada adelante en “Til Rondefolkets Herskab”, la adrenalina blackmetalera pura de “Varg I Véum” (los blast-beats en este álbum son de no creer) y su estribillo inolvidable, y, fundamentalmente, cada uno de los indescriptibles milisegundos de “Op Af Bisterlitiern”, la maravilla absoluta de un disco maravilloso. Aunque en definitiva todo esto son meras palabras. A veces uno trata de academizar sus pensamientos y redactarlos adecuadamente por una cuestión de formalismos. Pero en este caso voy a ir finalmente al grano para hacerme/hacerles un favor: compren este disco cueste lo que cueste. Y punto. 

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