Monday, February 21, 2011

1349 “Beyond The Apocalypse” (Candlelight Records, 2004)


“Beyond The Apocalypse” es para 1349 lo que “The Shadowthrone” (1994) fue para Satyricon. Lo excesivo es aún más excesivo, lo barbáricamente despiadado adquiere proporciones blasfemamente bíblicas, no-cartesianas, incluso,  y el récord de extremidad vuelve a ser batido. Desmembrado en un sinfín de pedazos, como si lo anterior apenas hubiese sido una advertencia. La progresión es absoluta. Las mejorías omnipresentes. Sonora e interpretativamente. 1349 erige una “pared de sonido” -una fortaleza, mejor dicho- imposible de demoler, maciza como roca antediluviana. Las guitarras de Archaon y Tjalve consiguen invocar un compendio de riffs instantáneamente legendarios, merecedores de un sitial de honor dentro del género junto a similares proezas de exponentes mayores tales como Immortal o Emperor. Y en lo que a rapidez, tolerancia física y contundencia respecta, los (corroídos) bombos y platillos de Frost desconocen rivales. Lo suyo es digno de verdaderos vikingos. 1349 aplasta a la competencia. Y la furia enloquecedora desatada en “Beyond The Apocalypse” (que literalmente está “Más Allá Del Apocalipsis”) desconoce antecedentes. 

La comparación con “The Shadowthrone” no es arbitraria, más allá de las lógicas similitudes que devienen como consecuencia de compartir a un mismo baterista, y dejando de lado el ingrediente “medieval” popularizado por la agrupación liderada por Satyr, aquí absolutamente ausente. Este disco pudo tranquilamente haber sido editado a mediados de la década pasada. Si en “Liberation” (2003), el álbum debut de este quinteto noruego, el foco se concentraba en las atmósferas chillonamente impenetrables y las facetas más necro y grim del metal negro escandinavo, “Beyond The Apocalypse” sorprende positivamente al ofrecer una secuela de detalles pulidos y producción robusta. Los días de garage quedaron atrás. 

El sonido carece de gran profundidad en las frecuencias más graves, como se acostumbra en el género, pero su reveladora nitidez permite apreciar claramente los malabarismos instrumentales de estos verdaderos gimnastas del black metal. La tormenta es casi perfecta, pero entre tanto desparrame de odio y violencia reluce la destreza de los virtuosos. Los arreglos y la estructuración de las canciones evidencian un acercamiento más “tradicional” hacia el black metal -sin que esto implique facilismo o accesibilidad alguna- en el que no existe lugar para la experimentación cibernética ni la electrónica vanguardista tan en boga actualmente. Por el contrario, piezas como “Perished In Pain” o la misma “Beyond The Apocalypse” demuestran que el thrash de los ochentas desempeña aquí un rol fundamental junto a la negrura noruega de los noventas. Este es un disco de black metal de elite hecho y derecho en el que incluso el bajo puede escucharse. Y lo que se escucha no deja de asombrar.

Dos piezas merecen ser destacadas: el descomunal caos de “Singer Of Strange Songs” (“Cantor De Canciones Extrañas”, título lovecraftiano probablemente tomado de la antología homónima que Brian Lumley y otros autores dedicaron al gran escritor de Providence, es de hecho una interesante descripción del género mismo) y la apoteótica “Internal Winter” (casi al nivel de “Dominions Of Satyricon”, del citado “The Shadowthrone”), que presenta una melodía de guitarra ultra-glacial (5:08) que deviene en riff/hecatombe (5:38) y se dispusta el puesto de “black metal hymn to end all black metal hymns”. El “no va más” indiscutible en materia de invierno musical... Hasta el próximo disco, claro. 

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