Monday, February 21, 2011

AMORPHIS “Am Universum” (Relapse Records, 2001)


Retrospectivamente, existe una constante entre cada obra de Amorphis: sustanciales cambios de estilo que por momentos rozan lo drástico. “The Karelian Isthmus” (1992) y “Elegy” (1996) pertenecen a una misma discografía, pero conjeturar lo contrario no representa una opción en absoluto descabellada. El trecho que separa al metal extremo del producto apto para todo público se acorta día a día, la “evolución” constituye una excusa y no una meta, y distinguir entre libertad creativa y libertinaje oportunista se torna confuso. Justamente, “Am Universum” alimenta dicha confusión. No sólo rompe con la constante antes descripta al tratarse del álbum más predecible e insípido de Amorphis, sino que desvincula definitivamente a los finlandeses de su pasado de excesos guturales y desenfrenos rítmicos. Para colmo, las sorpresas faltaron a la cita, cediéndole su lugar a la frustración que significa comprobar el evidente deseo por parte del sexteto de alcanzar una audiencia mayor. 

Si “Tuonela” (1999) permitía, al menos tímidamente, distinguir una banda de rock pesado camuflada entre atmósferas y melodías color de rosa, “Am Universum” transforma la empresa en un esfuerzo inútil. En efecto, los estribillos descafeinados y las estructuras tradicionales están aquí a la orden del día. Por supuesto, el material es, una vez más, altamente pegadizo y las ejecuciones impecables, manteniéndose en buena forma la distorsión y contundencia de las guitarras, pero todo rodeado de un velo intencionalmente inofensivo, como una fiera capaz de destrozarte con sus garras en un abrir y cerrar de ojos que, sin embargo, se limita a rasguñar. 

La cuota de interés está dada por la ocasional intervención de un saxofón (“Crimson Wave”, “Veil Of Sin”) que genera pasajes de exquisita melancolía mientras los cada día más psicodélicos teclados siguen firmes en su afán por dibujar climas arábigos. En ese sentido, y a pesar de los múltiples altibajos, el de Amorphis es un sonido inconfundible, rico en matices armónicos y caprichos folk, ora sutilmente acústicos, ora bañados por un dejo setentero francamente irresistible. Por otra parte, algunas instancias recuerdan irremediablemente a -¡horror de horrores!- Oasis, y tanto aire pop termina en definitiva por colmar los nervios. 

Es curioso (e irónico) como uno se empeña por resaltar los aspectos positivos de una propuesta que, a esta altura, prioriza la accesibilidad por sobre cualquier otra característica. De tratarse de una agrupación debutante, seguramente no existiría tal consideración... Acepto la culpa. 

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