El segundo trabajo de estos suecos apareció a menos de diez meses del primero. Pero la alta productividad en este caso no tiene nada que ver con la efervescencia de ideas. ¿Ideas? Dream Evil no posee ninguna. El grupo se hacía conocer originalmente como Dragonheart, su nuevo apodo proviene del álbum clásico de Dio, al disco debut lo bautizaron “Dragonslayer” y en “Evilized” encontramos canciones con títulos como “Children Of The Night” o “Made Of Metal” (con chiste interno incluido... préstenle atención a la voz femenina). En efecto, el talento del grupo consiste en convertir lo cotidiano en sorprendente y lo estereotipado en primicia.
Tras las riendas se encuentra Frederik Nordström, dueño de los siempre concurridos Fredman Studios en Suecia, y responsable de la producción para bandas tales como Dimmu Borgir, Opeth, At The Gates y The Haunted. Lo acompañan Gus G. (ex-Firewind y Mystic Prophecy) en guitarras, Niklas Isfeldt (ex-Hammerfall) en voz, Peter Stalfors en bajo y Snowy Shaw (ex Mercyful Fate y King Diamond) en batería. Todo aquello que amamos y odiamos del género puede encontrarse aquí: estribillos memorables, baladas del tipo “digo que no me gustan para parecer rudo pero en realidad me mueven el corazoncito”, riffs sólidos y vigorosos que por momentos rozan las fronteras del thrash, cabalgatas maideanas, estructuras ordinarias (tan sólo un tema supera los cinco minutos), ritmos energizantes, y un cantante a mitad de camino entre Joacim Cans y Christian Bertoncelli.
Pero los resultados son prodigiosamente estupendos. De la primera a la décimo segunda canción. “Break The Chains” debería incluir un seguro contra el desgaste del botón de “repeat”. “Invisible” es un camino de ida (se aconseja proceder con precaución). El riff de “Bad Dreams” transmite una lujuria auditiva que invita al pecado inmediato. Ojalá pudiese presenciar a “Children Of The Night” en vivo. Manowar debería avergonzarse por no haber compuesto “Made Of Metal”. Llámenlo el síndrome de Hammerfall. Llámenlo “subjetividad”. O incluso falta de ética. Pero de ninguna forma llamen a Dream Evil una banda aburrida y a “Evilized” un disco más del montón... A no ser que quieran engañarse a ustedes mismos.
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