Tuesday, February 22, 2011

CRADLE OF FILTH - El Día De La Bestia



(reportaje originalmente publicado en MAELSTROM #3 - Septiembre 2003)


La banda más exitosa del black metal vende su alma al Diablo y firma contrato con Sony Music. Consecuencia lógica: una obra descomunal basada en Lucifer y el Apocalipsis. Los días están contados. 

- “Damnation And A Day” es el álbum más ambicioso, más caro, más extenso y con mayor producción de toda la discografía de Cradle Of Filth, pero también es el que más trabajo le da al oyente para ser disfrutado. En lo personal, tuve que escucharlo unas cuantas veces hasta que comencé a agarrarle la mano...

- Como siempre, nos gusta ir en contra de la marea. Cuando firmamos contrato con Sony todo el mundo esperaba que nos “vendiésemos” y editáramos un álbum corto lleno de canciones de 3 minutos y melodías poperas listas para ser convertidas en el hit de la semana. Básicamente se pensaron que nos íbamos a convertir en los nuevos Back Stret Boys, con pasitos de baile y todo...

- ...así que ustedes hicieron exactamente lo opuesto...
- Bueno, sí, pero no fue a propósito. Queríamos hacer algo épico en el sentido descomunal de la palabra. Y para mí los mejores discos son los que más trabajo te dan, los que llevan tiempo de descifrar. Esos son los discos que duran. A lo mejor otros trabajos te atrapan de entrada, pero a las pocas semanas probablemente ya estés aburrido de escuchar algo así. Con este nuevo disco pasa lo contrario.

- La duración total es de 78 minutos. Casi no entra en un CD. ¿Consideraron la idea de editar un álbum doble?
- No, la verdad que no estuvo en los planes. En realidad no hicimos ningún plan. Simplemente empezamos a componer y la bola empezó a rodar. Pero la idea de editar algo doble nunca estuvo en juego.

- ¿Qué les comentaron los productores y la gente de Sony cuando escucharon el disco?
- Les encantó. Están muy conformes y el disco está vendiendo muy bien. No pretendían que cambiáramos nuestro estilo de forma dramática. A lo mejor algunos ingredientes, si demuestran dar resultado, pero nunca un cambio radical de estilo. Lo bueno de la gente de Sony es que ellos te hacen sugerencias. Vos las aceptás o las ignorás. Eso es todo. Creo que el disco en muchas partes se asemeja a nuestros primeros trabajos. Las canciones son más simples, más concisas y pesadas, la producción es mucho mejor, hay cosas de los ´80, cosas del thrash, cosas del metal más tradicional... Hay un poco de todo.

- Hay canciones como “Better To Reign In Hell” o “Thank God For The Suffering” que tienen estribillos ultra-pegadizos y gancheros, algo totalmente nuevo para ustedes. ¿Están tratando de “ampliar sus horizontes”, por decirlo de alguna forma, y este es tal vez el primer paso en esa dirección?
- Para mí es todo una cuestión de variedad. Hay un poco de todo porque simplemente hay muchas canciones. Tenés canciones rápidas y otras no tanto, tenés cosas bien extremas y otras más pegadizas... Algunas de las canciones son bien góticas y otras muy tradicionales al estilo del heavy metal británico. La naturaleza de un disco como este, que tiene 17 canciones, básicamente te demanda esta clase de variedad. Lo mismo pasó con las letras. Diversidad es acá la palabra clave. Un álbum de 17 canciones que suenan todas iguales sería extremadamente aburrido.

- ¿Cuál de las canciones dirías que es la más lograda de todo el álbum?
- Hay varias, pero mi favorita personal es “Thank God For The Suffering”. Me gusta que esté estructurada en base a una melodía de la orquesta. Tiene el balance perfecto entre la orquesta, el coro y la banda, y para mí funciona muy bien. Es una canción triste y romántica.

- ¿Por qué eligieron exactamente a Sony? ¿Les ofrecieron el mejor contrato, o fue por otra razón?
- Fue un muy buen ofrecimiento, sí. Hay cosas que entran en juego que no podés dejar pasar, ya sea la posibilidad de trabajar con un mayor presupuesto como con una distribución y marketing masivos. A veces esta clase de oportunidades te pasan delante de las narices y te arrepentís el resto de tu vida por no haberlas agarrado. No queríamos hacer eso, así que la agarramos... Tal vez fue la decisión equivocada, pero nunca lo sabríamos sin antes aceptar. Todo el mundo nos decía que los sellos grandes son todos iguales y siempre hay problemas... pero lo pensamos mucho y dijimos “¡a la mierda! Cradle Of Filth es justamente eso: hacemos todo lo contrario de lo que la gente espera”. Si esto implica que a partir de ahora todos van a empezar a hablar de nosotros y los rumores van a empezar a dar vueltas, entonces de alguna forma valió la pena (risas).

- ¿Tuvieron alguna oferta de otros sellos grandes, como Universal o Warner?
- Sí, tuvimos varias ofertas. No me acuerdo cuál fue la otra más importante, creo que era Virgin...

- ¿Cómo fue el cambio de lo independiente a lo corporativo? No podés decirme que Sony no les dio ni un solo problema o algún dolor de cabeza...
- Hay que ponerse de los dos lados. Esta clase de música es nueva para ellos. Pero son buena gente, y no hay tantas diferencias entre una cosa y la otra. Nuestra relación con Music For Nations fue muy buena, y ellos tenían un excelente staff de empleados. El staff de Sony también es muy amistoso. Las diferencias no son tan enormes. Nos alojan en mejores hoteles y nos cuidan más, sí, pero más allá de eso no hay muchas otras diferencias.

- Cuando una banda como ustedes firma para una compañía multinacional siempre se citan las mismas razones: la posibilidad de vender más discos y llegar a muchas más personas. Algo total y absolutamente comprensible, pero ¿no extrañas los días en los que el underground era mágico y escuchar cada nuevo disco de cada nueva banda desconocida era una experiencia única?
- Sí, claro, claro. Pero hay una diferencia entre lo que hacemos y lo que la gente pretende que hagamos. Esa época que vos describís ya pasó, quedó atrás y la disfrutamos mucho mientras duró. Pero no podés recrearla. Esas cosas no se recrean, sino que pasan por una razón. No se supone que tenés que forzarlas para que vuelvan a pasar. Era un conjunto de cosas: la edad que todos teníamos hace unos años atrás, el estar en el momento justo a la hora justa, el clima musical que se respiraba en esa época a nivel general... No podés recrear eso de la nada, así que tenés que seguir adelante. Muchas bandas dedican sus vidas a recrear ese sentimiento, pero nunca va a pasar porque lo están forzando. Tiene que pasar por sí solo...

- Esa es la ironía de todo esto. Ustedes, por ejemplo, suenan mejor cada día. La producción mejora disco a disco, los videos y las fotos de prensa ciertamente también mejoran... pero la magia ya no está. Es así de sencillo...
- Bueno, depende de a quién le preguntás. El otro día, estando de gira por Europa, conocí a un pibe del Himalaya que nos acababa de descubrir. Hay toda una nueva generación que está descubriendo a la banda gracias a este disco o el anterior, y eso se nota en los recitales. Para esta gente el último disco es algo completamente nuevo y diferente, y para ellos la magia sí está ahí. Esta gente no tiene idea de lo que fue el black metal noruego, la quema de iglesias, Mercyful Fate o Bathory...

- Mis discos favoritos de ustedes siguen siendo “Dusk And Her Embrace” y “Cruelty And The Beast”... Supongo que me podés llamar “anticuado”...
- Yo estoy entre “Cruelty And The Beast” y el nuevo. “Cruelty And The Beast” porque tengo excelentes recuerdos de esa etapa y me encanta el sentimiento del disco y la magia de aquella época, como decíamos antes. El nuevo me gusta porque es algo distinto y fresco, y lo estoy descubriendo a medida que pasa el tiempo a pesar de que yo estuve involucrado en él. Nos tomó un año entero entre la composición y la grabación, y lo grabamos en un estudio hermoso en una época hermosa del año. Y la pasamos bárbaro.

- En “Cruelty And The Beast” participó Ingrid Pitt (actriz de culto) y en “Midian” estaba Doug Bradley (“Pinhead” en la serie de películas de “Hellraiser”). En “Damnation And A Day” no hay ningún invitado especial...
- No. El disco simplemente no lo necesitaba. Aunque la voz del narrador es la de Dave McEuan, que hacía de malo en la película “Cradle Of Fear”. A propósito, hace poco grabé mi voz para una nueva serie de dibujos animados llamada “Dominator”, y Doug e Ingrid también participan en un episodio...

- Una vez más sufrieron cambios en la formación del grupo para este nuevo disco. ¿Qué fue lo que pasó con Gian (Pyres, guitarrista)?
- Tuvo una serie de problemas personales. Eso es todo lo que puedo decir, realmente... Estaba a punto de casarse, y la verdad que su contribución últimamente era del 1%. Así que era un tanto ridículo que siguiera en la banda bajo esas condiciones. Nos sentamos todos y le dijimos, “mirá, ¿realmente querés seguir estando en esta banda?”. Esto fue después de que volviera de su luna de miel y cuando ya estábamos a punto de entrar a grabar. Le explicamos que su participación nos llevaba a pensar que ya no estaba contento o con ganas de seguir en la banda. Después de unas cuantas charlas separamos los caminos. No hubo peleas. Todavía nos mantenemos en contacto. Ahora está en Italia trabajando con una banda llamada Theatre Des Vampires y también hizo de sesionista para Christian Death. Somos buenos amigos pero desafortunadamente ya no trabajamos juntos. Por ahora la banda es un quinteto, aunque tenemos un nuevo guitarrista que nos está ayudando en las giras. Pero como banda y unidad, a la hora de escribir, hoy somos cinco personas en lugar de seis.

- Esa es una de las principales diferencias entre este disco y los anteriores. El estilo de las guitarras ya no es el mismo, y se nota que Gian no está más en el grupo.
- Sí, es diferente. Hay más “puntuación” en las guitarras del nuevo material, son más pesadas y no tan black metal, y también las afinamos bastante abajo para lograr ese sonido. Tenés que afinarlas de esa forma porque sino una orquesta de 40 músicos como la que usamos te pasa por encima cuando todos tocan al mismo tiempo.

- Vos sos el único miembro original que queda en el grupo. ¿Sos un tipo duro para trabajar?
- No. Soy demandante, pero nada más. Y Paul Allender estaba en el primer disco, se fue y después volvió, así que también se podría decir que es un miembro original. Todo se reduce a que si la máquina deja de funcionar y para arreglarla tenés que reemplazar una pieza.. bueno, la reemplazás y listo. En otros casos hay gente que no me puede seguir o no está de acuerdo con mis ideas, como pasó con Robin, nuestro anterior bajista. Decidió irse porque no podía seguir con nuestro ritmo y prefirió crear su propio proyecto en el cual llevar las riendas. Otros son simplemente vagos, y estar en una banda demanda un montón de trabajo. Un montón. Tenés las giras, los reportajes, las sesiones de fotos, componer, grabar, alejarte de tu familia por meses... Yo ahora tengo una hija de cuatro años a la cual cuidar y educar. No es un picnic en el parque el estar lejos, te lo puedo asegurar... Pero por eso lo hacemos, ¡porque amamos esto!

- ¿Por qué estructuraron al álbum en varias partes divididas por los interludios orquestales y corales?
- Actúan como una especie de “titulares” de cada capítulo. “A Bruise Upon The Silent Moon” es como la introducción de todo el disco, y después tenés al epílogo, “End Of Daze”, y el resto son los interludios que separan los cuatro cuartos del disco. Son “generadores de atmósfera” que le otorgan al disco una suerte de misterio y permiten relajar los sentidos entre tema y tema. Trabajar con la orquesta fue una tarea descomunal. Necesitamos un director, traductores, vuelos de aquí para allá, meses y meses de preparación, hoteles... Era una orquesta húngara que suele grabar soundtracks de películas de Hollywood, así que encararon al disco como si fuese una película más. Durante los primeros días grabamos los interludios, pero tendrías que haberle visto las caras a los tipos cuando usamos las canciones de fondo para que grabasen las otras partes. ¡Tenían una mirada de miedo y asco que fue impagable! (risas) Todo junto nos habrá costado como 55 mil dólares. Y eso es un regalo. Si hubiésemos grabado esto en Inglaterra nos hubiese costado el doble o más.

- Pero hoy en día grabar junto a una orquesta no resulta tan sorpresivo o interesante como antes, ¿no te parece?
- Pero nosotros lo quisimos hacer siempre y nunca pudimos, por razones de presupuesto. Con “Midian” estuvimos bastante cerca, pero no fue lo mismo. En ese disco usamos a cinco músicos clásicos de cámara, pero antes todo era samples y teclados. El nuevo álbum tiene ese sonido de “producción grande” que tanto buscábamos, y con suerte Sony va a poder llevarlo a todas partes. Nuestra popularidad crece día a día, y esto no lo digo con ánimos de sonar como un soberbio. Es la verdad. Y el contrato con Sony es sencillamente otro paso en esa dirección. No estamos tratando de ser estrellas de rock, no nos interesa para nada eso. Pero sí nos interesa hacer la nuestra, componer lo que se nos de la gana. No componemos pensando en la gente, sino en nosotros mismos. Eso viene primero.

- Pero no podés ignorar el hecho de que muchas bandas iniciaron su decadencia justamente después de firmar contrato y grabar para sellos grandes.
- Sí, y nosotros grabamos el nuestro.

- ¿Por cuánto discos firmaron el contrato?
- Por dos, pero hay una opción en el segundo. Si no vendemos las suficientes copias o la gente del sello se cansa de nosotros, nos pueden echar después de este disco.

- ¿Pensás que eso va a pasar?
- Espero que no. 






Gracias A Dios Por El Diablo 
La Historia De “Damnation And A Day” según Dani Filth 

“Damnation And A Day” cuenta en realidad dos historias separadas. La primera mitad trata sobre la expulsión del Paraíso, y la segunda narra los eventos que conducen a lo que generalmente se conoce como “El Fin De Los Tiempos”, la era bíblica en la cuál estamos viviendo actualmente. Algunos la llaman El Apocalipsis. El protagonista de la historia es un ángel llamado Feriluc (N. Del R.: mezclen las letras). A medida que pasan las canciones se ve involucrado en una serie de conflictos. Se distancia de su Creador al considerarse más importante que él, y como consecuencia lo expulsan al Purgatorio. Su cuestionamiento es válido, no obstante “¿Por qué debo arrodillarme frente a un Dios? ¡Todos somos nuestros propios dioses!”, piensa Feriluc, y gracias a sus pensamientos herejes se desata toda una rebelión en el Paraíso. Pero como sus debilidades son de origen humano, algunos terminan sintiendo lástima por él... Los eventos se dan vuelta y Feriluc se da cuenta de que todo estaba predestinado a ocurrir. Él también es una mera pieza del Apocalipsis y sufrirá como todo el resto. El disco termina con una especie de signo de interrogación (“ahora las pesadillas comienzan nuevamente”), y la overtura de la Introducción se repite en el Epílogo, al igual que la cita del Narrador: “...Y la Tierra era sin forma, y el Vació y la Oscuridad enfrentaban lo profundo”... Por supuesto que la historia está repleta de referencias bíblicas, pero también políticas y sociales...”.





Del Génesis A Némesis
O De Cómo Lucifer Se Convirtió En Satanás
(por E.M.)

La historia de cómo Lucifer fue expulsado del Paraíso tras su sacrílega rebelión funcionó como inspiración para infinidad de artistas a lo largo de los siglos. Pero contrariamente a las creencias predominantes, la leyenda no es de origen bíblico ni religioso. En ningún momento puede encontrarse párrafo alguno en la Biblia que mencione la caída de este desdichado ángel, sino tan sólo un par de ambiguas referencias que muchos expertos adjudican, de hecho, a errores o mal interpretaciones por parte de los traductores.

Numerosas son las teorías sobre la procedencia del término “Lucifer”. Algunos afirman que su origen es persa, cultura en la que era considerado el arcángel preferido de Dios y el encargado de la música en el Paraíso. Al pedirle Dios que se encargue a su vez de servir a la Humanidad, Lucifer se niega y explica que su amor por Dios es tan grande que jamás podría servir a nadie más que a él. Es esta desobediencia la que provoca su expulsión.

El término “Satanás” es de origen hebreo y significa “adversario”. Por su parte, se cree también que “Lucifer” es una palabra de origen romano, erróneamente vinculada al “Lucero De La Mañana”, o Venus, y traducida de esa forma gracias a la leyenda que sostiene que Satanás representaba al ángel o la estrella más “brillante” que cayó de los cielos. Y si bien el origen de Satanás, o Lucifer, a modo de “ángel caído” se remonta a la Edad Media, su masificación dentro de la imaginación popular sucedió posteriormente, hacia alrededores del año 1667. Por aquel entonces, un poeta llamado John Milton reinterpretó la historia en forma de verso y la tituló “El Paraíso Perdido”, un clásico fundamental de la historia de la literatura universal. Precisamente de allí proviene el vínculo de Satanás con todo aquello relacionado con “La Oscuridad” y la forma en la que hoy conocemos al “Príncipe De Las Tinieblas”. Milton convirtió al villano de su obra en un héroe rebelde, una noble figura venida a menos y maldita como consecuencia de su oposición a la injusta tiranía de Dios, estableciendo las raíces del satanismo moderno e inaugurando miles de nuevas interpretaciones y leyendas. Según Milton, “Satanás” era el nombre adoptado por Lucifer tras su caída. Ejemplos posteriores de esta dualidad entre el “antes y el después” o el “bien y el mal” pueden encontrarse en incontables textos. En la obra de J.R.R. Tolkien, por ejemplo, la caída de Melkor (Lucifer) da origen a Morgoth (Satanás). Desde entonces, rebeldes y figuras reales a lo largo y ancho de los siglos se vieron identificados con el Satanás de Milton, exclamando a modo de defensa que “es mejor reinar en el Infierno que servir en el Cielo”.

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