Friday, May 20, 2011

Entrevista: MY DYING BRIDE - La Pasión De La Depresión

Reportaje a Aaron Stainthorpe, cantante y compositor lírico de My Dying Bride
(originalmente publicado en 2004 en la revista Maelstrom)

“Si he de morir, haré de la oscuridad mi novia...
y la abrazaré”
Shakespeare, “Measure For Measure”


Los maestros del llanto y la amargura regresan triunfalmente con “Songs Of Darkness, Words Of Light”Y demuestran que siguen siendo incomparables.
Pasión. Melodrama. Miserias. Infelicidades. Desgracias.

Preparen los pañuelos... 

Hay quien se regocija con la miseria ajena. Otros gozan con el sufrimiento de sus enemigos. Algunos dicen que no hay nada más hermoso que llorar. Toda esta gente probablemente escuche a My Dying Bride. Y disfrute cada nanosegundo, revolcándose lascivamente en su tempestad de penas inmemoriales y amores descuartizados. Ninguna otra banda consigue entrelazar un sonido tan denso, claustrofóbico y desconsolado con historias, imágenes y un concepto general que camufla poesía pura (franca, desesperada y sumamente retorcida) entre bramidos, sollozos y ritmos o MUY lentos o MUY rápidos. De un extremo al otro, My Dying Bride definitivamente te emociona, compenetrándote en sus ignominiosos festines de ardor y lágrimas. Desde la extremidad deathmetalera precaria y escabrosa de “As The Flower Whiters”, el debut de larga duración, pasando por el controversial descarrilamiento (temporario) que significó “34.788%... Complete” (placa por la cual el sexteto inglés aún pareciera tener que rendir cuentas) hasta el reciente “Songs Of Darkness, Words Of Light”, su octava obra de estudio. Descripta por la prensa como una continuación del sonido más “accesible” (no existe tal cosa para esta gente) y pesado (en el sentido tradicional) de “Like Gods Of The Sun”, este último trabajo se presenta en realidad como un asfixiante compendio de pasajes opacos y atmósferas que se enredan en la oscuridad reinante hasta que ambas se tornan indisolubles. Una comparación más adecuada sería “The Light At The End Of The World”“Estoy de acuerdo”, aclara Aaron Stainthorpe, vocalista y compositor literario del grupo... y básicamente su indiscutido alter ego. “Para mí lo de la conexión con “Like Gods Of The Sun” vino más que nada por el hecho de que Andy Green estuvo a cargo del arte de tapa en ambos casos, y por la miseria distintiva de las canciones. Pero de ninguna forma pienso que el estilo es similar, salvo por supuesto por el “sonido My Dying Bride” que está en todos nuestros discos... porque al fin y al cabo nosotros siempre damos vueltas sobre lo mismo...”

- ¿Nunca un nuevo objetivo? ¿Ninguna meta diferente que alcanzar?
- Nuestra meta es siempre grabar un buen disco. Nunca nos proponemos grabar algo o muy doom o muy agresivo o muy romántico. No planeamos nada. Sólo escribimos lo que nos gusta y esperamos que la cosa también le guste a la gente. Pero siempre damos lo mejor de nosotros mismos.
- Tus letras nunca cambian, lo cual es bueno para alguien que ama al grupo. ¿Pero no te resulta cada vez más difícil encontrar las ideas o mantener una perspectiva fresca? ¿Cuántas palabras diferentes se pueden usar para hablar siempre de tristeza, tragedias y depresión?
- Cada disco es más complicado, sí, pero de alguna forma supongo que soy muy afortunado porque siempre me las rebusco para escribir algo. Con el nuevo disco empecé a experimentar con un estilo más directo, de historias más tradicionales y no tan personales ni trágicas tipo “cuentito de hadas”. La verdad que me siento muy cómodo con este nuevo estilo, y para los próximos discos podés esperar cuentos bien siniestros, cortos y retorcidos, en lugar de emociones tan trágicas... Uno podría decir que las letras en este nuevo álbum son muy típicas, y de hecho lo son, pero siempre trato de encararlas desde ángulos diferentes.
- Lo tuyo es romanticismo miserable de lujo...
- En el fondo es así. No tengo miedo de admitir que soy un tipo sensible y no me avergüenzo al escribir cosas como “mi amor, mi dulce amor”. Recibo cartas de gente que me dice que nuestras canciones impidieron que se suicidaran. Se ven identificados, aliviados de que alguien más se sienta de la misma forma. Eso me reconforta. Lo que menos quiero es que alguien se mate por culpa de nuestra música... y sin embargo hago lo imposible por tratar de escribir las cosas más deprimentes y lastimosas imaginables...
- ¿Te diste cuenta de que siempre usás la frase “please take my hand” (“por favor toma mi mano”)? Creo que aparece en todos y cada uno de los discos...
- Es cierto. Me di cuenta hace poco. Es que es una imagen muy fuerte: Una persona que trata de ayudar a otra y le extiende su energía. Es como la luz blanca entre tanta negrura. Creo que representa la gota de esperanza en el fondo del barril de excrementos que es My Dying Bride.
- También hay un alto contenido erótico y sensual, pero siempre desde una perspectiva muy distorsionada. Cosas como “The Sexuality Of Bereavement” o “The Thrash Of Naked Limbs”, por ejemplo...
- Algunas de esas canciones se basaron en experiencias personales, lógicamente agrandadas y exageradas. Me encanta describir cosas sencillas como una caricia. “Acariciar un pecho” es una frase muy potente que se puede aplicar en diferentes contextos. Genera una serie de imágenes muy fuertes, muy concretas, y me gusta jugar con esa clase de cosas. 




- El título “Songs Of Darkness, Words Of Light” (“Canciones De Oscuridad, Palabras De Luz”) lo dice todo. De hecho, bien podría ser el nombre de un libro sobre la vida y obra de My Dying Bride...
- Es un buen título, aunque un tanto engañoso, porque obviamente no hay ninguna “palabra de luz” ni en este ni en los anteriores discos. Pero me gusta como suena. Es una línea de “The Wreckage Of My Flesh” que me vino a la cabeza de repente.
- Las canciones tienen un fluir muy particular en este disco. Son más calmas pero más oscuras, más densas. Es una obra bastante complicada de digerir durante las primeras audiciones... casi impenetrable... ¿Alguien más les mencionó esto?
- Todo el mundo, por lo visto. La gente me menciona estas cosas pero la verdad es que a mí me resulta muy complicado y raro emitir opinión al respecto. Yo ayudé a gestar y formé parte de la creación de cada una de estas canciones. Supongo que algunas bandas requieren de mayor esfuerzo y concentración y el nuestro es uno de esos casos. Suelen pasar varios años hasta que finalmente podemos ver “desde afuera” a nuestros propios discos. Pero lógicamente que nuestra intención no es grabar discos “impenetrables”. Queremos que la gente se enganche con las canciones lo antes posible, por razones obvias, así que tratamos de componer cosas relativamente accesibles... aunque supongo que siempre sobreestimamos nuestras habilidades técnicas.
- Este es un disco relativamente parejo, sin tantas subidas ni bajadas, sin blast beats, sin “Sear Me, parte IV”... Es pura oscuridad de principio a fin.
- Sí y no. Es oscuro y denso, pero no estoy de acuerdo con que sea tan parejo. “The Prize Of Beauty” y “Catherine Blake” incluyen momentos bien agridulces, por ejemplo, que devienen en descargas bien furiosas con mis típicos gruñidos death metal. Pero es cierto que es un álbum gris y miserable... pero, ¡hey!, somos My Dying Bride, ¿no?
- ¿Cómo suelen componer las canciones y, en tu caso, las letras? My Dying Bride tiene un sonido inconfundible. ¿Se rigen siempre bajo una fórmula específica?
- No realmente. A veces se me ocurren primero las palabras y trabajamos las melodías en base a eso. Pero en la mayoría de los casos viene primero la música y yo agrego el texto después, tras haber “absorbido” el sentimiento de la canción. Otras veces improvisamos mucho en nuestra sala de ensayo, o Andrew y Hamish (Craighan y Glencross, ambos guitarristas) inventan riffs que se ajusten a nuestro estilo... Sea como sea, todo lo hacemos grupalmente. Somos una banda democrática.
- En una época tu voz era exclusivamente gruñida, después incorporaste estilos más limpios y melódicos, después cantabas exclusivamente de forma limpia, y hoy usás un poco de todo. ¿Alguna razón en particular para esto?
- Como no puedo tocar ningún instrumento, canto. Hoy trato de variar un poco, de cantar de la mejor forma posible sin importar el estilo. En el pasado me restringí a mí mismo de acuerdo a lo que era “aceptado” dentro de este tipo de música en cada época. Hoy todo vale. Pero nunca me consideré un cantante. Es muy pretencioso de mi parte decir que yo canto. Para mí “cantantes” son gente como Frank Sinatra o Mariah Carey. Yo hago lo que hago. Y funciona en esta banda. Es lo único que sé hacer. 


- ¿Tenés alguna letra favorita o que consideres como tu momento “cúlmine”? A mí me encanta la historia de “The Light At The End Of The World”...
- Amo a esa canción. La escribí antes de haber escuchado la música, así que no tuve que regirme bajo ningún límite o estructura (ver recuadro “Liberen Los Cisnes...”). Por eso es tan larga... “Symphonaire Infernus Et Spera Empyrium” me sigue pareciendo genial desde un punto de vista abstracto. “The Cry Of Mankind” es una letra simple pero me resultó muy placentera de escribir. Y también me gustó “The Blue Lotus”. Aunque no tengo realmente una favorita absoluta... pero seguro que los fans sí.
- ¿Quién era Catherine Blake? ¿Te inspiraste en una persona real?
- No, es un personaje ficticio que desempeña un pequeño papel en una enorme guerra entre el Cielo y el Infierno. Me gustan las canciones “épicas” y por lo general las bautizo con títulos igualmente épicos, pero en este caso usé un nombre femenino como para variar un poco. De alguna forma el resultado es una canción más intrigante y misteriosa, porque todo el mundo quiere saber quién es Catherine Blake y qué le pasa en la historia. Pero se trata tan sólo de otra alternativa a la hora de encarar un tópico muy familiar: el Bien contra el Mal.
- ¿Ninguna de las nuevas canciones está basada en algo más cercano a vos, algo más íntimo?
- Muchas. Pero camufladas bajo toneladas de metáforas y cosas retorcidas. Esto es un gran drama para mí. Cada vez que canto estas cosas en vivo me tiembla el labio. Es el problema con cantar cosas tan íntimas. Cuando la gente me ve tirado en el escenario, con los ojos llorosos... es todo verdad. No lo finjo. Creéme que preferiría no estar ahí cantando sobre eso. Pero una vez que el show termina el peso se me sale de los hombros. Es una sensación extraordinaria. Es como ir a la guerra y sobrevivir.
- El orden de los temas en cada disco del grupo siempre me llamó la atención. Por ejemplo, en “Turn Loose The Swans” abrían el disco de manera inusual con “Sear Me MCMXCIII”, una pieza extensa de piano y voz recitada. En el nuevo disco la primera canción es “The Wreckage Of My Flesh”, que también es densa, larga, épica y atípica...
- Andy y yo solemos ordenar la lista de canciones en cada disco. “The Wreckage Of My Flesh” tiene una intro bastante buena, y ya sabés que en un disco de metal tenés que tener la intro clásica y ominosa. Pero la nuestra está dentro de la canción. No son dos cosas separadas. Es la calma antes de la tormenta, como una nube negra que se vislumbra en el horizonte antes de que te envuelva por completo... Estoy seguro de que al sello le hubiese gustado más abrir con algo como “My Wine In Silence”, que es bien ganchera... Pero nosotros somos así.
- Sé que ustedes no son gente depresiva. ¿Qué los atrae entonces de esta música? ¿Cómo se puede componer algo así? ¿Vos te vestís con el mismo look “miserable” cada vez que salís a la calle?
- Nos vestimos bastante diferente en la vida real... ¡aunque el negro es nuestro color favorito! Simplemente encontramos al lado oscuro de la vida un poco más interesante a la hora de escribir. Porque admitámoslo: no hay quien compita con el pop dentro del lado más claro de la música. ¿Para qué hacer algo igual a eso? Las emociones oscuras son más intensas y fuertes que las alegres, así que prefiero desarrollar esas ideas. Son mucho más interesantes que cantar sobre “lovin´ you all nite in Ibiza, baby!” (“¡amándote toda la noche en Ibiza, nena!”).
- ¿A tu familia le gusta la música que hacés?
- No. Mi papá un día comparó nuestras canciones con el ruido que hace un inodoro cuando tirás agua... Pero eso fue hace bastante. Seguro que ahora le gusta un poco más. 


- A diferencia del nuevo álbum, “The Dreadful Hours” te atrapa de manera instantánea. Para mí ese disco está casi a la misma altura que “Turn Loose The Swans” y “The Angel And The Dark River”. ¿Qué te parece a vos? ¿Seguís considerando a “Like Gods Of The Sun” como tu favorito?
- En este momento me quedo justamente con “The Dreadful Hours”. Es un muy buen disco, sin dudas. Pero mis gustos varían mucho con los años.
- ¿Vamos a poder volver a escuchar un violín en el grupo?
- Ya dejamos eso atrás. Pasaron siete años.
- ¿No lo extrañás?
- No realmente. Puede que haya una posibilidad de que lo volvamos a usar, pero únicamente si alguien muy talentoso viene a nosotros con la propuesta. Nosotros no estamos buscando a nadie.
- Recientemente grabaron un video para “The Prize Of Beauty”. ¿Cómo fue esa experiencia?
- Hubo un bache enorme entre este clip y el anterior, que fue “For You”, porque sentimos que la prensa (sobre todo en Inglaterra) había cambiado bastante y ya a nadie le interesaban los videos de bandas como la nuestra. Nadie te daba el espacio. Nuestro género nunca gozó de mucha fama ni publicidad, así que nunca nos molestamos en hacer nada porque de todas formas nadie iba a poder ver los resultados. Pero las cosas cambiaron y el momento parece ser el indicado.
- Es bastante irónico ver a todas estas banditas en MTV llorando como bebés y haciéndose los depresivos porque nacieron en cuna de oro y ahora están aburridos de la vida... Y los presupuestos que manejan para los clips son de no creer. Mucha gente que escucha a Evanescence probablemente podría disfrutar de My Dying Bride, pero casi nadie los conoce a ustedes...
- La vida puede ser injusta dependiendo de cómo juegues tus cartas. Nosotros podríamos planear una estrategia publicitaria masiva y bombardear a los adolescentes de Estados Unidos con nuestra música... pero no es nuestra forma de hacer las cosas. Preferimos el acercamiento sutil. Somos una banda artística y no una comercial, lo cual significa menos ventas. Pero eso está bien. Es genial recibir mucha atención de parte de la gente, y lo apreciamos, pero en su mayoría nuestra subsistencia se debió al “boca en boca” más que otra cosa. Hacemos lo que hacemos porque lo disfrutamos, y NO por la plata.
- ¿De qué trabajan?
- Siempre tuvimos trabajos “reales” y seguimos teniéndolos. Pero nunca le digo a nadie lo que hacemos, porque podría lastimar la imagen y la estética de la banda, y por ende nuestro trabajo y esfuerzo de más de 14 años... ¡Aunque nuestro bajista trabaja como taxi boy!
- Te confieso que quedé bastante desilusionado con “The Voice Of The Wretched”. Para ser el primer álbum en vivo de My Dying Bride, es demasiado corto. ¿Era muy caro editar un disco doble?
- La verdad es que no somos amantes de los discos en vivo, y de ahí lo de la espera tan larga. No nos importa que todo el mundo saque un disco en vivo hoy en día. Nosotros hacemos lo que queremos. Aunque no me caben dudas de que en el futuro vamos a editar otro CD en vivo, ya sea doble o simple. Eso supongo que lo define el sello. De ellos depende cuánto quieren invertir.
- ¿Cuántos discos suelen vender? ¿Tenés ideas de las cifras?
- Nunca miro las cifras, porque si son muy chicas seguro que me deprimo y si son muy grandes me van a agarrar delirios de grandeza estilo “estrella de rock”. Nos va bien y eso es lo que importa. Supongo que “Turn Loose The Swans” es el que más vendió. Sigue vendiendo hasta el día de hoy, lo cual es muy lindo.
- “Depresión” es una palabra clave en el universo de My Dying Bride. ¿Qué fue lo más depresivo que te pasó en la vida?
- No revelo esas cosas porque sencillamente le estaría abriendo la puerta a un montón de potenciales ataques personales... Pero también tuve muchos momentos felices, y si bien no soy religioso, tengo que admitir que amo la Navidad y todos sus festejos.
- ¿Qué clase de personas pensás que escuchan a My Dying Bride? ¿Hay que estar en el “lado oscuro de la vida” para disfrutar música como la de ustedes?
- Creo que tenemos una audiencia bastante amplia. Muchos disfrutan del metal oscuro pero otros odian el metal y sin embargo nos escuchan. Y parecemos tener una enorme cantidad de admiradoras mujeres, lo cual debo admitir que es bastante lindo...
- Me sorprende que no tengas ningún proyecto paralelo. ¿Te gustaría estar involucrado en algún otro estilo de música?
- No tenemos tiempo para otras bandas. Pero Andy y Hamish acaban de abrir su propio sello, Blackdoom Records, y yo diseño carátulas para discos.
- Las bandas icónicas del doom inglés fueron Paradise Lost, Anathema y ustedes. De las tres, My Dying Bride es la única que se mantiene mayormente en el mismo camino desde un comienzo. Después de lo que pasó con “34.788%... Complete”, ¿tienen miedo de volver a grabar algo “experimental”?
- Realmente no sé qué vamos a grabar mañana. Pero “34.788%... Complete” fue un disco esencial porque volcamos un montón de ideas inusuales sin las cuales nunca estaríamos donde estamos hoy. Fue algo que hubo que probar tarde o temprano...



Canciones Oscuras, Palabras Claras
My Dying Bride, Disco X Disco 


“Para ser honesto, los tres primeros discos medio como que se me mezclan en la cabeza. Yo ya conocía a Calvin (Robertshaw, ex-guitarrista), y Andrew y Rick (Miah, ex-baterista) solían frecuentar los mismos lugares y tocaban en una banda local. Un día, después de varias copas, Calvin y yo nos presentamos y les preguntamos si estaban interesados en formar una banda. Increíblemente, en un destello alcóholico, dijeron que sí y al día siguiente ya estábamos ensayando en una sala. Eso fue en junio de 1990. Naturalmente, estábamos muy contentos (y muy borrachos) la primera vez que entramos al estudio y firmamos un contrato discográfico. Eso fue hace un largo rato y no hay nada realmente memorable que valga la pena recordar. En serio. Todo salió bastante bien. Tendría que inventar alguna historia para hacer las cosas más interesantes, pero no vale la pena. Después de “Like Gods Of The Sun” nos ofrecieron una gira europea de seis semanas junto a Iron Maiden, que por supuesto aceptamos. Esa fue una buena época. Compartimos unos cuantos vasos de vino con la gente de Maiden e incluso jugamos en el mismo equipo de fútbol en Suiza, Escocia e Italia. Después nos ofrecieron una gira con Dio, que por supuesto también aceptamos. Compartimos unos cuantos vasos de vino más con esa gente y la pasamos bárbaro. Lo único malo fue que durante esa gira Rick se enfermó bastante y al poco tiempo decidió dejar al grupo. Lo reemplazamos por Bill Law, un canadiense que grabó “34.788%... Complete”. Este disco es la oveja negra de nuestra discografía y hasta el día de hoy sigue alienando a algunos de nuestros fans. Y también perdimos a nuestro violinista, Martin, en la misma época, porque él sentía que nuestro estilo ya no requería de su participación. Le pedimos que se fuera porque no estaba de acuerdo con nuestro “nuevo sonido”. Y también perdimos a nuestro segundo guitarrista original, Calvin, que atravesaba una serie de problemas personales con su familia. La idea era que se iba a tomar un tiempo libre para estar con los suyos y después volver al grupo, pero desafortunadamente su vida cambió de manera tan drástica que sintió que ya no podía colaborar más con la banda. Esto fue un gran golpe para nosotros y todas las giras subsiguientes fueron canceladas. Pero nunca jamás se nos cruzó por la cabeza el terminar con todo esto, así que Andrew, Ade y yo decidimos seguir componiendo... Después de haber exorcisado todos nuestros demonios experimentales con “34.788%... Complete”, grabamos “The Light At The End Of The World”, un disco al estilo “vuelta a las raíces”, básico y bien oscuro. Andrew grabó todas las guitarras y Bill se tuvo que volver a Canadá, así que a último momento se nos unió Shaun Steels como nuevo baterista. El disco fue un gran éxito y provocó que la gente volviese a interesarse por la banda. Le siguió “The Dreadful Hours”, mi actual favorito. Por fin conseguimos un nuevo guitarrista, Hamish Hamilton Glencross (nombre más escocés que ese imposible), que hoy es un miembro clave dentro de la banda. Una vez más la grabación se llevó a cabo sin inconvenientes. En serio. Lo que nos trae a el nuevo disco, “Songs Of Darkness, Words Of Light”. Y, sí, adivinaste, todo salió muy bien durante la grabación... Ah, no, miento. A Shaun le agarraron unos espasmos musculares medios raros en las piernas, así que hubo que inyectarle drogas para que pudiera tocar la batería. Después tuvo un problema con su tendón, así que hubo que inyectarle más drogas... y por ende hoy no se acuerda nada de esa grabación... Creo que la próxima vez que grabemos un disco lo vamos a tocar desnudos mientras luchamos contra yuppies locales a los cuales más tarde vamos a perseguir a latigazos limpios junto a chicas vestidas de cuero... ¡Ahí sí vamos a tener algo interesante para contar!”


Mi Moribunda Novia 
- ¿De dónde viene el nombre “My Dying Bride”?
- Siempre quise un nombre memorable e interesante, algo que dejara pensando a la gente. En el fondo soy un romántico anticuado, y para mí el nombre sonaba hermosamente trágico. Tal cual cómo me imaginaba a la música del grupo. Primero se me ocurrió “My Dying Child” (“Mi Moribundo Hijo”), pero era demasiado brutal y mucha gente se pudo haber ofendido. Era algo más apto para una banda de death/gore. Todavía creo que “My Dying Bride” (“Mi Moribunda Novia”) es excelente y refleja a la perfección lo que hacemos y disfrutamos. Traté de imaginarme una de las situaciones más dolorosas para cualquier ser humano. Suponéte que estás sumamente enamorado de una persona y te entregás por completo a ella... y de repente te la arrebatan por una u otra razón... ¿cómo te sentirías? Debe ser algo devastador. A mí se me rompería el corazón...


Liberen Los Cisnes De La Imaginación 
Dos de mis canciones favoritas de toda la discografía de My Dying Bride son “Turn Loose The Swans” y “The Light At The End Of The World”, ambas pertenecientes a los álbumes del mismo nombre. La ensortijada y barroca poesía de Aaron se manifiesta sublimemente en estas fascinantes perlas, exponentes icónicos que sintetizan la esencia misma de una banda sin iguales... Aproveché la ocasión para que Aaron las “traduzca”.... 

- ““Turn Loose The Swans” (algo así como “Liberad A Los Cisnes”) trata sobre la gente que no usa su imaginación. Un día tuve una fantasía, una imagen de un bote siendo arrastrado por el océano por mil cisnes blancos. Dentro del bote se encontraba un anciano que solía escribir infinidad de historias sobre los seres humanos. Este anciano bien podría ser Dios. Todos los poemas, todas las narraciones, todas las leyendas, todo lo que conocemos... viene en realidad de los escritos de esta persona. Pero con los años su humor cambia y se enoja con la humanidad porque nadie hoy en día usa su imaginación. Todo el mundo es muy serio, muy político... ya no hay fantasía. Así que un día decide cortar las correas que los cisnes usaban para arrastrar su bote... y los libera, dejando que se alejen volando... porque ya no quería seguir escribiendo la historia de la humanidad. Él también había perdido su imaginación. Y se queda sólo, en su pequeño bote... en el medio del océano... mientras el mundo muere lentamente...”

- ““The Light At The End Of The World” (“La Luz Al Final Del Mundo”) trata sobre un hombre y una mujer que se aman muchísimo. Pero un día, la mujer le es arrebatada al hombre por los dioses, que siempre estaban discutiendo y deliberando acerca de cómo torturar a la humanidad. Sin embargo, uno de los dioses se apiada del hombre, al verlo tan triste y desolado. Por eso, baja hasta la Tierra, lo visita en secreto y le dice: "Puedo darte una noche más con la mujer que amas, pero deberás pagar un precio muy alto. Ése sacrificio será el vivir eternamente en una isla desierta." El hombre acepta, pensando que cualquier cosa es menos dolorosa que el no ver a su amada. Así que, a la noche siguiente, ambos se reencuentran y pasan una maravillosa noche llena de amor y pasión... Pero a la mañana, cuando el hombre despierta, se encuentra a sí mismo en la isla, totalmente solo... Al principio, se lo toma con calma. Él sabía que éso iba a pasar y por lo tanto no se arrepiente de su decisión. Los años pasan, y luego de cincuenta años de vivir en la soledad absoluta, el hombre comienza a desesperarse... Ya no puede soportarlo más. Consternado, decide ir hasta el borde de un precipicio ubicado frente al océano... para arrojarse por él y terminar de una vez por todas con su dolor. Y al levantar sus brazos para finalmente dejarse caer, unas misteriosas alas le crecen en su lugar. El hombre se da cuenta de que, en realidad, él ahora es un ángel. Y de ahí viene el arte de tapa del disco. És un ángel que ya está muerto, por lo que ni siquiera puede suicidarse... tal y cómo el dios se lo había dicho. Su destino es vivir por siempre en aquella solitaria isla... pero no durante toda su vida, si no durante toda la eternidad... para siempre y por siempre... Solo.”

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