Monday, May 02, 2011

THE GATHERING “Sleepy Buildings - A Semi Acoustic Evening” (Century Media, 2004)


El actual interés para con las posibilidades de los sonidos electrónicos demostrado por The Gathering en sus obras recientes (fundamentalmente en el descomunal “How To Measure A Planet?” -1998- y el intimista “Souvenirs” -2003-) convierte a “Sleepy Buildings - A Semi Acoustic Evening” en una sorpresa inesperada. Grabado en vivo en el Teatro Lux de Nijmegen, Holanda, durante dos veladas de Agosto de 2003 (y ofreciendo la última presentación en vivo del bajista Hugo Geerligs antes de ser reemplazado por Marjolein Kooijman, un segundo miembro femenino), el álbum confirma que el sonido de The Gathering trasciende las propiedades inherentes a una serie determinada de condiciones instrumentales o parámetros estilísticos. La meta es siempre una. Con o sin electricidad (o la combinación de ambas cosas, como anticipa el subtítulo de la placa), The Gathering explora el vaivén de todas aquellas particularidades que nos convierten en humanos; el éxtasis y la agonía de la vida cotidiana sirvieron y sirven de contexto para la prosa de Anneke van Giersbergen, pero los riffs devinieron en texturas etéreamente apócrifas, honestas, y huérfanas de prejuicios. En otras palabras: menos metal pesado y más pesadez de esa que uno tiene que levantar todos los días cuando abre los ojos. Menos sentimentalismo romántico y más amor genuino en los sentimientos expresados. Ellos le dicen “trip-rock”. Algo así como “rock-viaje”. Y “Sleepy Buildings - A Semi Acoustic Evening” lo corrobora: The Gathering es un viaje de ida. 

A diferencia de lo que ocurría en el fallido “Superheat (A Live Album)” (2000), el único registro en vivo oficial editado previamente por los holandeses, “Sleepy Buildings - A Semi Acoustic Evening” consigue trasladar del estudio a las tablas la calidez y fragilidad tan características del grupo con rotundo éxito. Las condiciones y el entorno son aquí distintas: del estadio al teatro, del césped a las butacas, y de la pila de amplificadores a los micrófonos estratégicamente ubicados. Piezas como “Shrink”, “Locked Away”, “Marooned” y “Red Is A Slow Colour” parecieran haber sido creadas justamente para la modalidad unplugged, y la mera imagen de Anneke y sus muchachos cómodamente acariciando cuerdas (algunas de ellas aún subordinadas a los cables), teclas (mayormente piano, aunque los sintetizadores y teclados siguen presentes) y tambores (nada de doble bombo, lógicamente) desde sus respectivos asientos de alguna forma se me presenta como algo inevitable, una suerte de serena y contemplativa culminación de una etapa que sacudiría los paradigmas de la música pesada en todas sus dimensiones y posibilitaría la existencia de propuestas como las de Evanescence o Lacuna Coil. La punzantemente bella “Travel” (una de mis piezas favoritas de toda la discografía del quinteto) adquiere incluso mayor profundidad, dramatismo y autenticidad al ser entonada frente a una audiencia. “Tu música se quedaría para siempre”, canta Anneke, acaso amplificando los pensamientos de los (muy afortunados) presentes. “Tu música se quedaría para siempre”. En efecto. Una vez abierta la puerta, The Gathering se queda para siempre adentro. 

No hay introducciones, anuncios, aplausos ni agradecimientos innecesarios en “Sleepy Buildings - A Semi Acoustic Evening”. El álbum se inicia sin pompa, pero las circunstancias tornan la velada en algo memorable. La lista de temas abarca la faceta más pasional, tierna y delicada de la banda (dentro de una discografía que básicamente se rige por tales términos) y constituye todo un acierto, desde la cándida simpleza de “My Electricity” al despertar ingenuo de “Eleanor” o la catarsis purificadora de la maravillosa “Saturnine” y sus desbordes (aquí contenidos) de frustración. Todos pasamos en algún momento por aquello que describe la letra de esta canción, pero aquí la experiencia se presenta virgen. Y los adjetivos me fallan para describir a “In Motion #2”, el verdadero clásico de “Mandylion” -1995- (“Strange Machines” curiosamente no es de la partida) que hoy, a casi diez años de su versión original, todavía me obliga a “beber de sus lágrimas mientras llora”. Sin palabras. “Strange Machines” te entra por los ojos, pero uno se enamora de The Gathering gracias a maravillas como ésta. Para siempre. 

La novedad corre por cuenta de la pieza que bautiza al álbum, más un interludio (por su brevedad y simpatía) que una canción en el sentido tradicional. Pero lo realmente asombroso resultan ser las nuevas versiones de “The Mirror Waters”, “Stonegarden” (del debut “Always...” -1992-) y “Like Fountains” (de “Almost A Dance” -1993-), todas ellas absolutamente desprovistas de cualquier indicio de brutalidad o, por supuesto, guturalidad, sin que esto las transforme en experimentos irreconocibles. Faltarían “Kevin´s Telescope”, “Leaves”, “Nighttime Birds” y “Great Ocean Road” para que el playlist alcanzara la perfección absoluta. Y, lamentablemente, razones contractuales impidieron la inclusión de material tanto de “Souvenirs” como del Ep “Black Light District” (ambos editados independientemente por el mismo grupo tras su desvinculación de Century Media y posteriormente sub-licenciados a diferentes sellos a lo largo del mundo). Tal vez la mera existencia de “Sleepy Buildings - A Semi Acoustic Evening” se deba al cumplimiento de una cláusula contractual inconclusa entre la banda y Century Media, pero afortunadamente este “grandes éxitos en vivo” merece su lugar al lado de clásicos como “Nighttime Birds” (1997) o “If_Then_Else” (2000). Corolario: 73 hermosísimos minutos que se multiplican una y otra vez, y, contra toda lógica, generan electricidad. Esa que recorre la espina dorsal en ráfagas de éxtasis.

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