Wednesday, May 25, 2011

NIGHTRAGE “Sweet Vengeance” (Century Media, 2003)


“La venganza será terrible” debe haber pensado Marios Iliopoulos cuando fue traicionado por sus ex-compañeros de banda en Exhumation y decidió emigrar de Grecia a Suecia en busca de músicos capaces de ayudarlo a extirpar sus demonios y broncas. Y la venganza fue terrible. Bien terrible. “Dulce Venganza” es el título del disco. Y con razón. Dulce y terrible. Miembros de Dream Evil, Mystic Prophecy, The Haunted, y Evergrey, más el omnipresente Tomas Lindberg -que a esta altura tiene casi tantas bandas como Phil Anselmo- acompañan a Iliopoulos en este debut de Nightrage. Uno podría hablar de “súper-grupo” y el resultado sin dudas es “súper”, pero los nombres son anecdóticos y probablemente no se repetirán en la próxima entrega. Iliopoulos tira de las riendas en Nightrage y hoy debe estar relamiéndose los labios. Eso es lo que importa. “Sweet Vengeance” masajea trastes durante cuarenta minutos con todas las técnicas imaginables. Rápido, despacio, muy rápido, extremadamente rápido... “¿Así está bien, señor?” “¡Sí! ¡Seguí que me encanta!” Lindberg regurgita su laringe de principio a fin y nos refresca la memoria. Todo empezó con At The Gates, pero Nightrage constituye un digno sucesor. De hecho, “Sweet Vengeance” bien pudo haberse llamado “Slaughter Of The Soul, part II”. Y yo me atrevo a galardonarlo como el álbum de death metal melódico del año. Escuchen “Macabre Apparition”, “The Glow Of The Setting Sun” (que recuerda a las mejores épocas de In Flames), “Elusive Emotion” o “The Tremor”. Y atrévanse a darme la contra. Y si quieren variedad vocal lo tienen a Tomas Englund (de Evergrey), la bella entre tantas bestias, luciendo su ultra-distintivo y personal registro en “Hero”, “Circle Of Pain” o “Ethereal” y endulzando aún más el asunto. Lindberg representa la ebullición de bronca (“¡mentiroso! ¡hipócrita!”) y Englund la voz de la conciencia (“¡ya pagué por mis errores!”). Y pensar que comparten el mismo nombre. La participación de Englund es limitada pero justamente por eso funciona. Porque te deja babeando por más. Como “Sweet Vengeance”, que lo tiene todo: saña, elegancia, exaltación, asco, tenacidad, y hermosura. Iliopoulos debe estar orgulloso. Nada como refregar semejante disco en la cara de tus enemigos. 

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