Monday, March 07, 2011

ARCH ENEMY “Doomsday Machine” (Century Media Records, 2005)


Para Arch Enemy, todo cambió luego de la incorporación de Angela Gossow tras el micrófono: tapas de revistas. El Ozzfest. Giras junto a Iron Maiden y Slayer. El video de turno en MTV. Y el honor de haberse convertido en la banda más vendedora de toda la historia del sello Century Media. No es poco. Pero los suecos no se ablandan. Uno le busca la quinta pata al gato, trata de encontrarles alguna señal de debilidad, y termina por chocarse de frente con lo opuesto. El endurecimiento de Arch Enemy pareciera ser proporcional al crecimiento de su éxito. Justamente lo que uno nunca se hubiese imaginado. Y ya no quedan dudas. “Doomsday Machine” se encarga de erradicarlas. Michael Amott demuestra que hoy está en mejor forma que nunca, compositiva e instrumentalmente, escupiendo solos y riffs como si los días de Carcass nunca hubiesen quedado atrás. “Doomsday Machine” constituye un edén del headbanging. El álbum más pesado, más rabioso, más heterogéneo y más sólido de Arch Enemy hasta la fecha. Una incitación imperativa a la toma de las “guitarras de aire” y su posterior abuso, y un llamado a revolear el cuerpo como si nuestros días estuviesen contados. Estamos hablando, después de todo, de una “Máquina Del Apocalipsis”. La producción es impecable. Los riffs imparables. Las armonías adictivas. Después de esto, “Anthems Of Rebellion” (2003) y “Wages Of Sin” (2001) quedan inmediatamente relegados al olvido (y lo mismo corre para las tres primeras placas junto Johan Liiva como vocalista). “Uno para todos y todos para uno. ¡Somos fuertes! ¡Somos uno!” ruge Angela en la espectacular “Nemesis”. Un verdadero himno de la rebelión

Los suecos regresan con su sexto álbum (tercero junto a Gossow) y demuestran que hoy por hoy están más allá del death metal melódico sueco o las descargas pseudo-thrasheras e insurrectas al estilo contemporáneo. “Doomsday Machine” es, antes que cualquier otra cosa, un disco para guitarristas (experimentados o aspirantes), de esos que uno analiza principalmente desde la perspectiva de las seis (o las siete) cuerdas. ¿De qué otra forma se explica sino la inclusión de tres instrumentales (“Enter The Machine”, “I Am Legend” y “Hybrids Of Steel”), todos ellos una suerte de cruza entre Iron Maiden, Steve Vai y Joe Satriani? Las estructuras generalmente no rompen con lo tradicional, pero de muchas formas “Doomsday Machine” constituye un portfolio iracundo de solos y arpegios que los hermanos Amott exponen mediante la excusa del “formato canción”.

El eslabón débil del quinteto vuelve a ser la falta de consistencia. Como ocurría en “Anthems Of Rebellion”, los once temas que conforman “Doomsday Machine” alternan el éxtasis explosivo (“Nemesis”, “Taking Back My Soul”, “My Apocalypse”, etc.) con instancias notoriamente intransigentes (“Carry The Cross”, “Mechanic God Creation”, “Machtkampf” -que cuenta con una intro de batería literalmente calcada del tema “Territory” de Sepultura-, etc.), aunque la balanza siempre consigue inclinarse favorablemente. La garganta de Gossow, por su parte, continúa evidenciando altibajos. Su voz suena aquí incluso más procesada y retocada que en “Anthems Of Rebellion” (siendo “Carry The Cross”, en la que casi pareciera que alguien estuviese estrangulando a la delgada vocalista, uno de los ejemplos más evidentes), con un pitch levemente más agudo y una textura rasposa, como si un gruñido de los convencionales no bastara para dejar en claro que lo suyo no tiene nada que ver con el “sexo débil” y que el puesto de frontwoman se lo tiene ya bien ganado. Tal es su poderío laríngeo, digitalmente post-producido, que por momentos la elegancia y la pureza de las melodías de los Amott colisionan notoriamente contra lo áspero y repulsivo de muchos de sus bramidos. En este caso, una duración menor y una puesta a punto un tanto más estricta (en lo que a los abusos de las “modificaciones” sonoras y lo desparejo de algunos momentos respecta) hubiesen conformado una obra incluso más demoledora... Sí, por más de que en gran parte de “Doomsday Machine” eso pareciera ser algo sencillamente imposible. La Bella es aquí indudablemente la Bestia, y los no-Bellos terminan por hilvanar un frenético ballet de armonías hermosas. El Apocalipsis es ahora, y los cinco jinetes de Arch Enemy salen a cabalgarlo. 

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