Wednesday, March 02, 2011

IN FLAMES “The Tokyo Showdown (Live In Japan 2000)” (Nuclear Blast Records, 2001)


En In Flames, las guitarras sonríen. Constantemente. Jesper Strömblad y Björn Gelotte vendrían a representar algo así como una suerte de Dave Murray y Adrian Smith bajo una sobredosis de adrenalina. In Flames es Iron Maiden en versión At The Gates, y “The Tokyo Showdown” es su “Live After Death” (1985). Incluso la mezcla monofónica de ambas guitarras (cada una se escucha por un único canal) recuerda a aquella pieza de antología, responsable por haber marcado un antes y un después en la historia de los álbumes en vivo.  Y “en vivo” es sin dudas el término correcto en este caso, contrariamente a la gran mayoría de ejemplos recientes. El sonido es notoriamente crudo, opaco, desprovisto de matices y/o sutilezas, perjudicando a la robustez de la batería y trasluciendo la ineficacia de Anders Friden a la hora de las vocalizaciones melódicas. La banda misma se encargó de la producción, y todo pareciera indicar que deliberadamente evitaron cualquier tipo de refinamiento o “arreglo”. 

Y mucho mejor así. “Food For The Gods”, “Clayman”, “Episode 666” y “Behind Space” nunca antes sonaron tan barbáricas, tan certeras, tan… vivas. La placa incluye temas de todas las obras de los suecos, salvo por el Ep “Subterranean” (1995), aunque varias favoritas personales (“Lord Hypnos”, “Morphing Into Primal”, “Artifacts Of The Black Rain”, “Zombie Inc.”) quedaron desafortunadamente en el tintero. Por otra parte, tal planteamiento de la propuesta de los suecos resulta ideal para poner de manifiesto su principal virtud/defecto: la repetición de ideas. Virtud, porque su uso deviene en un estilo único, miles de veces imitado. Defecto, porque por momentos uno tiene la sensación de escuchar el mismo tema una y otra vez. Asimismo, la riqueza melódica proporcionada en los trabajos de estudio por las guitarras acústicas no fue traslada a los escenarios, y consecuentemente piezas como la hermosa “Moonshield” (cuyo preludio fue omitido por completo) pierden un considerable porcentaje de su textura. Porque, una vez más, el protagonista aquí es el vértigo (hacia la mitad de “Scorn”, por ejemplo, el quinteto embiste imprevisiblemente con el riff inicial de “Raining Blood”, de Slayer), y no la delicadeza. 

En sus discos In Flames demostró poder combinar ambos ingredientes con excelentes resultados. Pero en vivo salen exclusivamente a matar... Y por momentos lo logran. 

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